Muchas veces cuando hablamos de tecnificar los tambos pensamos directamente en robots, sin embargo hay muchísimas tecnologías que pueden hacer a una lechería inteligente aportando soluciones a problemas concretos que pueda tener cada productor, que no pasan necesariamente por la automatización del ordeño.

Atendiendo al planteo de muchos productores acerca de la necesidad de tener mayor información y conocer sobre las nuevas tecnologías, su utilidad y cómo pueden impactar en los sistemas de producción lechera, Ricardo Garro de la Experimental de Anguil en el INTA en La Pampa, Argentina, nos habla junto a Miguel Taverna, presidente de FunPel, referente lechero del INTA y del Club Tambero, sobre qué es la Lechería Inteligente.

La Ganadería de Precisión es una creciente demanda desde diferentes sectores que hicieron visible la necesidad de empezar a trabajar de una manera mucho más sólida sobre un proyecto concreto que se enfoca en el desarrollo y la validación de tecnología y en la búsqueda de vinculaciones público-privadas para impulsar nuevos desarrollos. 

Las empresas privadas ven con interés el desarrollo de tecnologías para la ganadería, que está bastante más relegado que la agricultura de precisión, porque siempre es más complejo desarrollar tecnología sobre un animal vivo que en un equipamiento o maquinaria.

¿Pero qué es la Ganadería de Precisión? Es la obtención de la mayor cantidad de información posible acerca del ambiente en el cual se encuentran las vacas, y en ellas en sí mismas. Entonces podemos tener un collar electrónico para geo posicionar al animal que se está moviendo dentro del lote, sobre el animal, o sobre la infraestructura, que pueden ser cámaras, antenas, etc.  

El tambo es un lugar muy interesante para incorporar tecnología porque hay condiciones mucho más estables y la metodología de trabajo está abocada a cada animal individualmente. No es un modo nuevo de encarar la cotidianeidad para el productor lechero.

¿Y la Ganadería Inteligente? Es una vuelta más de rosca sobre esos datos que toma la Ganadería de Precisión, donde se empiezan a utilizar tecnologías de capas superiores como ser la Inteligencia Artificial, para encontrar patrones de comportamiento, patrones de circunstancias propias del establecimiento, información que una persona a simple vista mirando un Excel no podría detectar. La Ganadería Inteligente da un paso más, donde los sistemas generan propuestas de trabajo para tomar mejores decisiones basadas en un gran volumen de datos. 

Ricardo nos cuenta cómo un tambo convencional, está transitando las etapas pasando de la Ganadería de Precisión a la Ganadería Inteligente: al entrar al tambo los animales son identificados con caravana electrónica, y cada uno recibe una ración controlada, de acuerdo a las prescripciones del nutricionista para cada individuo en particular. Al escalar sobre esta incorporación de datos, se está empezando a trabajar con lactómetros, y otros grandes volúmenes de datos, y con algoritmos de Inteligencia Artificial hacen aún más eficiente este concepto, y ya no solo juega la prescripción del nutricionista, sino que el sistema en función del comportamiento de los animales, hace recomendaciones para mejorar la situación de cada individuo, lo que ha llevado a tener mejoras sustanciales en el ahorro del suplemento, el estado corporal de los animales y también la producción de leche. 

Los tambos que van adoptando estas tecnologías se van despegando en números de los que no lo hicieron. El impacto es fuerte y claro.

Se parte de la premisa de incorporar tecnología, pero que no haya que modificar todo el establecimiento para poder implementarla, sino con una modificación mínima, a un costo accesible para que aquellos productores que tienen entre 200 y 300 animales puedan incorporar un desarrollo y utilizarlo generando información a partir de la cual tomar mejores decisiones que modificarán sensiblemente la producción y la rentabilidad.

En Australia dónde Ricardo se encuentra haciendo una pasantía, están analizando posicionadores de parto, que son dispositivos intravaginales que se caen al empezar el parto generando una alerta que indica donde está el ternero y podómetros para analizar los patrones de movimiento. Hoy en abanico de posibilidades de monitoreo es bastante grande, pero aún está en etapa inicial, sobre todo los collares que, si bien han evolucionado bastante, todavía son un poco grandes. El mayor desafío para estas tecnologías es el tamaño y la autonomía de las baterías.

Hoy las zonas rurales tienen un problema grande con la conectividad, limitando la posibilidad del tiempo real, pero están apareciendo también otras tecnologías que permiten tener muchos dispositivos conectados por un monto accesible, entonces de a poco van apareciendo más soluciones para poner sobre los animales y sobre la infraestructura, que son muy alentadoras hacia el futuro,  que ayudarán a tomar decisiones más eficientes y a pensar a nivel de individuo y dejar de hablar del promedio del rodeo, ya que hay animales que están sobre el promedio, otros que están por debajo. Entonces se podrá explicar a partir de los individuos ese número final, y tomar las decisiones desde lo individual a lo grupal, facilitando la anticipación de algunas situaciones, para un uso más eficiente de los recursos. 

Las vacas lecheras son los animales más conectados que hay en el mundo, y es que estas tecnologías que han llegado para quedarse se aplican más en lechería en otro tipo de ganadería, incorporándose de manera progresiva y mostrando cambios muy determinantes en la producción. 

Muchas veces cuando hablamos de tecnificar los tambos pensamos directamente en robots, sin embargo, hay muchísimas tecnologías que pueden funcionar aportando soluciones a problemas concretos que pueda tener cada productor, que no pasan necesariamente por la automatización del ordeño. 

Si el problema es sanitario, se debe apelar a la tecnología que apunte a resolver ese tema, por sobre otras que no aporten una utilidad relevante en ese momento. Si el problema es reproductivo, con un sensor y la identificación de cada animal se puede sumar tecnología que ayude a detectar celo y permita definir el momento óptimo para la inseminación. 

Es fundamental la pertinencia de la tecnología en relación al problema que se necesita resolver, pudiendo incorporar progresivamente después otras tecnologías que hagan otros aportes. Esta tecnología también debe ser fácilmente adoptable y comprensible por quién la va a aplicar, para que realmente haga la diferencia en la rentabilidad y la producción.

Existen programas de prueba para evaluar si las tecnologías son adecuadas para el productor sin que tenga que comprarlas primero. También es útil visitar colegas que estén aplicando la tecnología de interés y puedan compartir su experiencia. 

El registro rutinario de lo que sucede en el tambo suele ser una dificultad para los productores y sus colaboradores, y es muy difícil gestionar cuando hay faltante de datos y registros. La relación costo beneficio en la adopción de estos sistemas, está determinada por la gestión que se haga de la información que generan. Menos del 50% de los tambos generan información para gestionar. Las tecnologías simplifican la captura de información y ayudan a decidir qué hacer con ella.

La más importante entre las ventajas del uso de tecnologías es la anticipación en la detección de las situaciones que requieren distintas acciones. Por ejemplo, una mastitis, en la que su detección implica necesariamente la prueba de los primeros chorros, un operario atento a la detección de grumos, y que también observe la inflamación de la ubre… Los sensores permiten anticipar esto tres o cuatro días, entonces será más efectivo el tratamiento y podremos usar menos antibióticos y las pérdidas son menores. 

También para la detección de celo se necesita un operario con tiempo y lucidez para identificar entre todo el rodeo a cada animal observándolo y luego establecer la acción a tomar; cuando con la tecnología adecuada podemos conocer el momento exacto del celo sin tomar todo ese tiempo de los operarios y con el riesgo de dejar pasar valiosas oportunidades.

Las desventajas son por un lado y como siempre el costo, que afortunadamente y como con toda tecnología, a medida que se va masificando, su costo relativo se va reduciendo; y por otro el desafío que implica para el usuario emplearlas adecuadamente para que su implementación se traduzca en una mayor eficiencia y con ella se justifique esa inversión. 

La experiencia puede ser vivida de diversas maneras por cada productor, pero salvo en algún caso en que la dificultad en la capacitación del personal puede resultar más engorrosa, en general siempre es positiva y redunda en una producción menos laboriosa, más eficiente y más placentera para todos, hombres y animales.

De todos modos, no es menor que el cuello de botella sea el personal y su capacitación, más teniendo en cuenta la alta rotación que hay en los tambos. Se hace necesario plantear alguna estrategia de capacitación en el uso de las tecnologías y que de alguna manera incluya una fidelización en la relación laboral.

Hoy se cuenta con una oferta tecnológica muy interesante, toda la internacional sumada a la de desarrollos locales. Tenemos identificación automática de las vacas, medición de la producción de leche, gestión de la alimentación individual, gestión de salud a través de distintos sensores, detección de celo y gestión reproductiva y partos, también de la mano de distintos sensores que están vinculados a diferentes softwares que cruzan la información y nos ayudan en la toma de mejores decisiones.

Contamos con sensores de stress calórico, de jadeo, de respiración forzada, que permiten la activación automática de aspersores y el consiguiente enfriamiento de los animales en el momento que más lo requieren, no sólo garantizando más confort al rodeo, sino un ahorro sustancial de agua y energía.

La tecnología es aliada indiscutible y accesible para pequeños y grandes productores, que acompañados de una filosofía visionaria y apoyando sus decisiones en la solidez de una información fiable, alcanzarán soluciones que aportarán a su calidad de vida, la de su personal y de sus animales que aumentarán su productividad en esa sinergia de bienestar.

El futuro ya llegó, y yo me pregunto Señor Productor Tambero, Usted ¿Ya tomó su vaso de leche hoy?

Consumir lácteos hace bien, y producirlos es una tarea fascinante, llena de desafíos, de amor y con posibilidades infinitas de innovación en las maneras de gestionar su producción.

 

Valeria Guzmán Hamann

EDAIRYNEWS

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