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29 Abr 2025
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29 Abr 2025
El ingeniero civil mecánico José Luis Vallarino dejó atrás una exitosa carrera en minería y logística para apostar por la vida rural en Puerto Octay, donde lidera un innovador proyecto de ordeña robótica en el campo familiar. Su historia refleja el espíritu de reinvención y apuesta por el futuro del agro en el sur de Chile.
LECHE

Desde las alturas de la minería en Antofagasta hasta los verdes campos de Puerto Octay, José Luis Vallarino ha recorrido un camino poco convencional. Ingeniero civil mecánico de profesión, Vallarino decidió cambiar el rumbo de su vida profesional hace algunos años, impulsado por el deseo de conciliar la vida familiar y la pasión por el trabajo con sentido.

Tras una destacada trayectoria en empresas como Minera Escondida, Almacenes París, Cencosud y Dorel Industries, Vallarino optó en 2019 por radicarse en el sur de Chile. “Siempre planifiqué ser independiente a los 45 años”, relató en el podcast Raíces y Horizontes, conducido por Rocío Gambra y Eduardo Winkler. La experiencia laboral acumulada en distintas industrias fue la base que utilizó para levantar su nuevo emprendimiento agrícola.

Con el apoyo de su esposa y de la familia de ella —ligada tradicionalmente a la producción lechera—, Vallarino inició un ambicioso proyecto de lechería robótica en un predio familiar de Puerto Octay. La idea, desarrollada a partir de 2017, contemplaba la construcción de una sala de ordeña con robots de la firma DeLaval, capaz de manejar un ordeño voluntario de más de 300 vacas. “El desafío era no solo adaptarse al cambio tecnológico, sino preparar la infraestructura del campo para este modelo”, detalló.

Instalar robots ordeñadores, habilitar caminos internos y optimizar los flujos de animales requirió una inversión superior a los 500 millones de pesos, financiada en parte a través de un crédito gestionado con el Banco de Chile. “Vender este proyecto en papel no fue fácil”, reconoció Vallarino, quien debió presentar detallados análisis técnicos y económicos para convencer a los ejecutivos bancarios.

El nuevo sistema de ordeña comenzó a operar en febrero de 2020, justo antes del inicio de la pandemia. Gracias a la automatización y gestión de datos en tiempo real, la producción y el bienestar animal mejoraron notablemente. Actualmente, Vallarino maneja tres robots y planea integrar un cuarto en el futuro cercano. “La clave es contar con las mejores vacas, con alta eficiencia de ordeña, optimizando cada litro producido”, explicó.

Respecto al futuro, Vallarino es claro: “Creo en la leche y en el modelo pastoril. Pero también sé que el valor agregado y la asociatividad son claves para sobrevivir y crecer como productores”. Su apuesta combina tradición, innovación tecnológica y visión estratégica, elementos que lo posicionan como un referente de la nueva generación de empresarios rurales del sur chileno.

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