Jiquilpan, Michoacán. Luego de que la planta Liconsa en Jiquilpan redujera el cupo de recepción de leche fresca de los ganaderos de la región, estos han señalado que ello podría significar la pérdida de al menos el 60 por ciento de la actividad, ya que al menos el 70 por ciento de la producción de leche en la zona Ciénega se destina a la planta para el abastecimiento de programas sociales del Gobierno Federal.
Ramón Baltazar, ganadero local, destacó que desde hace varios meses, la gerencia estatal de Liconsa les ha restringido la recepción de leche fresca sin brindar argumento alguno sobre si el problema es la calidad de la leche o la cantidad que se entrega por parte de los ganaderos; “el problema es que la planta (Liconsa) es el único cliente que tenemos y es el único ingreso seguro, pero de repente no nos reciben unos días sí, otros no y así, y no sabemos por qué”.
Incluso, beneficiarios de los programas sociales de alimentación en este municipio han señalado que la entrega de dotaciones de leche subsidiada se ha reducido y que, incluso, se especula ya el cierre de operaciones de la planta y la gerencia estatal de Liconsa Michoacán sin que hasta el momento se haya dado un comunicado oficial en ese sentido.
En tanto, los productores de leche de municipios como Briseñas, Cojumatlán, Venustiano Carranza, Pajacuarán, Jiquilpan y Sahuayo se encuentran ante la posibilidad de cierre de actividades ante la falta de mercado y tendrían que optar por vender su producto a las procesadoras de lácteos de la zona sierra de Jiquilpan y Marcos Castellanos, que actualmente controlan el mercado de leche fluida de la región sureste de Jalisco y la Sierra de Jalmich.
La falta de un cliente fijo como Liconsa para los ganaderos de la Ciénega los orillaría a entrar en competencia con pequeños ganaderos establecidos en microcuencas productoras como La Breña y Las Ánimas. Allí, los productores han acusado también una caída en la actividad, toda vez que en la última década, según los productores de leche, el costo de los insumos para la producción como el forraje y los servicios veterinarios se han incrementado hasta en un 300 por ciento. Según sus cálculos, el valor de venta de la leche apenas se ha incrementado cerca del cincuenta por ciento.
“Para invertir, sí se ocupa mucho y la leche sale muy abajo porque está muy bajo el precio. Ahorita está a 7.20 pesos. Nuestro principal problema es el precio, porque si no tienes precio, no se puede menear uno”, señaló Jesús Martínez, líder de los productores de la microcuenca lechera de La Breña, La Purísima y Las Ánimas.
Señaló que el precio que plantean para mantener la competitividad de hace una década es de 12 a 13 pesos por litro: “hace 10 o 12 años, el bulto de pastura costaba alrededor de 100 o 110 pesos y la venta de leche se situaba entre 4 y 4.30 pesos. Actualmente, el bulto de pastura tiene un precio de al menos 300 a 400 pesos, y el litro de leche se vende a 7.20 pesos”.
Por su parte, los ganaderos de la zona Ciénega están analizando nuevas opciones de mercado, aunque aceptan que esto implicaría una mayor inversión, principalmente en el traslado de su producto o en la adquisición y generación de infraestructura.
“Tendríamos que comprar más tanques fríos, pipas y algunas otras inversiones. El problema es que en lo particular no tenemos los recursos suficientes, y a través de la Asociación Ganadera es imposible ponernos de acuerdo. Ni siquiera hemos podido pedirle a Liconsa una explicación de por qué no están recibiendo nuestra leche”, refieren.
Actualmente, ante la resistencia de la paraestatal para recibir su leche, algunos productores han optado por comercializar con los ruteros de las empresas procesadoras de lácteos, con quienes, si bien no encuentran precios competitivos, al menos aseguran la colocación diaria de su producción.
De acuerdo con varios estudiosos del tema en centros de investigación como el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Unidad Académica de Estudios Regionales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), si persisten estas condiciones, en los próximos años, la ganadería como sector productivo tenderá a desaparecer. En la actualidad, las pérdidas cercanas a dos pesos por litro de leche producida ponen en jaque a los productores.
En lo que respecta a los ganaderos locales, estos afirman que están en un estado de incertidumbre, ya que prácticamente el 70 por ciento de la producción lechera de la región podría quedarse de un día para otro sin posibilidades de comercialización”.