En las últimas semanas han saltado todas las alarmas en Estados Unidos ante la imposibilidad de conseguir leche de fórmula para los bebés: ¿puede llegar ese déficit a nuestro país?

Estados Unidos vive en la actualidad uno de los momentos más críticos con respecto a la alimentación infantil: el país sufre un desabastecimiento total de leche de fórmula, por lo que varios niños ya han tenido que ser ingresados en el hospital a consecuencia de una desnutrición. Es imposible conseguir una lata en ningún supermercado o establecimiento especializado porque, directamente, no se está fabricando. Y es un problema más grave del que estamos imaginando.

Antes de explicar qué está pasando es necesario recordar que no todo el mundo puede o quiere practicar la lactancia materna y que la leche de fórmula se ha convertido en la solución para muchas familias. Y es que, en Estados Unidos, no existe baja por maternidad remunerada, por lo que son muchas las madres que han de volver al trabajo antes de lo que les gustaría y apostar por la leche de fórmula para alimentar a sus bebés.

En concreto, como demuestra esta encuesta, el 60% de las madres estadounidenses afirma haberse visto obligada a abandonar la lactancia antes de lo que le hubiera gustado. De hecho, solo 1 de cada 4 bebés en el país se alimenta por lactancia materna exclusiva hasta los seis meses. Entre otros derivado, como decimos, de esa falta de regulación de la baja maternal.

Teniendo en cuenta el contexto en el que está sumido el país, será mucho más sencillo de entender por qué la alerta allí es mucho más grave que si se produjese en España, donde sí está regulada la baja maternal.

¿Por qué hay escasez de leche de fórmula en Estados Unidos?

Miguel Ángel Lurueña, doctor en ciencia y Tecnología de Alimentos (más conocido en redes como Gominolas de Petróleo) ha elaborado un completo hilo en Twitter donde explica exactamente cuáles son los factores que han desencadenado y que han agravado la situación que vive Estados Unidos con respecto a la leche de fórmula.

Los problemas empezaron con las interrupciones en la producción y el transporte provocada por la pandemia y, más concretamente, con el confinamiento. A su vez esto hizo que la población entrase en una especie de ‘estado de pánico’ en el que acaparó gran parte de las reservas de leche de fórmula (entre otros alimentos) por temor a un posible desabastecimiento.

No ha sido este el principal problema que ha llevado a Estados Unidos a la situación que vive hoy. El primer factor importante llegó en febrero cuando se descubrió un brote de Cronobacter causada por un lote de leche de fórmula contaminada. El brote en concreto hizo que cuatro bebés fueran ingresados y dos, lamentablemente, terminasen muriendo debido a la infección.

“La leche de fórmula por lo general es segura, pero no es estéril, y se puede contaminar en la planta de procesado si no se hace bien, por eso se recomienda preparar el biberón según las instrucciones del envase”, afirma Gominolas de Petróleo en su hilo de Twitter.

El lote de productos contaminados en concreto supuestamente fue fabricado en una planta en Sturgis (Michigan) de la marca Abbott, que voluntariamente cerró la planta y retiró tres de sus productos del mercado.

Y este fue el principal desencadenante: Abbott es uno de los cuatro grandes fabricantes de leche de fórmula en Estados Unidos. Y allí apenas hay exportaciones: gran parte de la leche de fórmula que consumen los bebés procede de la producción interna del país. “Las familias de todo el país siguen preocupadas por la disponibilidad de fórmulas infantiles, especialmente las que dependes de fórmulas especiales de las que la planta de Sturgis es un proveedor clave. Estas 20 fórmulas especiales son utilizadas por 5.000 bebés, así como por algunos niños mayores y adultos con enfermedades metabólicas raras, y Abbott Nutrition es el único proveedor de algunas de estas fórmulas”, explica el gobierno en un comunicado de prensa público.

Además, muchas familias dependen de los cheques que proporciona el gobierno para poder acceder a esa leche de fórmula y, de los cuatro fabricantes, tan solo tres tienen disponible ofrecer productos a cambio del cheque. Uno de ellos es, precisamente, Abbott.

¿Cuáles han sido las consecuencias de esto?

Esta situación ha llevado, como decimos, a varios bebés al hospital por desnutrición y al gobierno a poner medidas ‘urgentes’ para intentar paliar la situación.

De momento, ha flexibilizado que todas las empresas productivas de leche de fórmula puedan ofrecer productos con los cheques a las familias más vulnerables. Y, además, ha autorizado las importaciones de emergencia de este alimento básico para los pequeños.

Además, la FDA y la empresa Abott han llegado a un acuerdo para volver a abrir la planta, aunque el proceso puede demorarse algún tiempo más.

¿Llegará a España ese desabastecimiento?

En España las cosas dictan mucho de la realidad de Estados Unidos. En primer lugar, en nuestro país la baja por maternidad (incluso el Permiso de Lactancia) están bien regulados, por lo que las madres no tienen por qué acudir a la leche de fórmula, salvo porque así lo deseen o porque sea necesario por su situación.

Es decir, aquí existen otras alternativas a la leche de fórmula.

Además, el abastecimiento de leche de fórmula en España no depende ni de las exportaciones, ni mucho menos de los productos que fabrica Abbott, que ha sido el principal problema.

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