Anoche soñé que Ferreras se bebía el último litro de leche de España en ‘Al rojo vivo’. Del tirón, ‘to pa’ dentro, glu glu. Hizo un 61% de ‘share’, pero padres de familia quieren ahora matarle por no haber dejado nada para los demás…
No queda leche en los supermercados. La derecha le echa la culpa a Perro Sanxe; la izquierda, a la huelga de transportistas (es un cierre patronal encubierto para tumbar al Gobierno, dicen). Y Occidente asegura que la culpa de todo la tiene Vladímir. Borrell está a dos ruedas de prensa de gritar: “Hijo de Putin hay que decirlo más”…
Nunca me han gustado ni la leche ni el Cola Cao. La última vez que bebí un vaso de leche, España no estaba en la OTAN, los ‘frikis’ eran los otanistas y los equipos vascos ganaban cuatro Ligas de fútbol seguidas…
No quiero predisponer a nadie contra la leche, pero es mi obligación informar: los psicópatas interpretados por Javier Bardem, Malcolm McDowell y Christoph Waltz en ‘No es país para viejos’, ‘La naranja mecánica’ y ‘Malditos bastardos’ beben leche justo antes de hacer cosas terribles. ¿Casualidad? No lo creo…
A mí no me gusta la leche, pero a los niños pequeños les dan ganas de invadir Polonia si no hay leche en casa. Como no queremos más escalada bélica en Europa, los padres vagamos estos días por la ciudad a la caza del último ‘brick’…
Una vez salí un martes de madrugada a por leche para un biberón. Me lo dieron en un oscuro bar de rockeros. Me sentí agradecido, pero también desubicado, como el forastero que pide leche en el salón del Oeste y todos le miran como si fuera un juguete roto que ha perdido el tren de la vida…
Cuando era pequeño había leche en el supermercado. Leche y punto. Ahora hay leche, leche sin lactosa, leche vegetal, leche superdesnatada, leche cero cero, leche siete siete, leche macrobiótica de tejón, leche para personas rudas, pero de buen corazón, leche para varones en crisis de los cuarenta, leche para tramperos, leche para contorsionistas del Circo del Sol, leche para ‘heavies’ a los que les gusta Rosalía, leche para personas que hablan de sí mismas en tercera persona, leche para gente con mala leche, leche para fascistas y leche para reyes de la canción ligera venidos a menos…
La colisión entre sociedad de la abundancia y escasez va a ser pa verla… La carrera de Albert Rivera acabó el día que agarró un perro enano y dijo: “Huele a leche”. Mucha risa con eso, sí, pero secuestrar a ese chucho para ordeñarlo es ahora una opción razonable para media España…
Quejarte de que los supermercados se están quedando sin leche y, acto seguido, llevarte los últimos 35 litros del supermercado… Si Dios te castiga luego con una indigestión letal, pues oye, Él sabrá…
En 1972, cuatro de los mejores lecheros españoles fueron encarcelados por un delito que no habían cometido: beberse el último vaso de leche de un bebito. No tardaron en fugarse de la prisión donde estaban recluidos. Desde entonces, sobreviven como soldados de fortuna. Si usted necesita un vaso de leche, quizá pueda contratarles. Son: EL EQUIPO CLAS. (Nota mental: perdón por el chiste, pongo mi cargo a disposición del Partido de la Chufla)…
Origen mitológico del nombre Vía Láctea: la diosa Hera intentaba amamantar a Heracles, al que quizá le inquietaba una futura escasez de leche, pues mordió tan fuerte a Hera que un chorro de leche salió disparado hacia el cosmos. La luz del firmamento, en definitiva, es leche derramada de teta de diosa. Los camioneros necesitarían a la Estrella de la Muerte para bloquear eso…
España ha perdido una oportunidad histórica de enviar a Rigoberta Bandini a Eurovisión a cantar: “A ti que tienes siempre leche en la nevera. Tú que podrías acabar con tantas guerras. Escúchame. Mamá, mamá, mamá. No hay leche en la ciudad. Sacando un pecho fuera al estilo Delacroix. Mamá, mamá, mamá”…
Cuando pasó la primera ola de la pandemia, un escritor anglosajón profetizó que volvían los felices años veinte a Occidente. Desde entonces, ha habido 14 olas más, una nube de polvo sahariano cubrió los coches y saturó las narices, Pablo Casado dio tantos mítines a ovejas que perdió el favor de los humanos, al doctor César Carballo le pusieron un consultorio en ‘Marca’, volvió la guerra fría y la guerra nuclear, se acabó la leche en el súper y España le regaló el Sáhara a Marruecos. ¿Qué más nos puede pasar? ¿Que Jesulín de Ubrique saque otro disco? ¡Maldito Putin!…