Dicen que hace falta una dosis de locura a la hora de emprender cualquier proyecto nuevo, y Carlos “Gato” Turchi, dueño de un tambo en Trenque Lauquén, tuvo esa audacia aún cuando algunos colegas le llevaron la contra. Corría el año 2015 y en la Argentina no eran comunes ninguna de las dos tecnologías que ahora sí se están poniendo de moda en la lechería: no había tambos estabulados y tampoco había robots ordeñadores. Carlos se animó a hacer las dos cosas juntas.
Fue en una charla técnica donde Carlos se enteró, por primera vez, con la existencia de los tambos robotizados. Al instante lo inundó un sentimiento de cautivación y a la vez de tristeza, ya que no creía posible poder llegar a adquirir esa tecnología. Sin embargo, allí germinó la semilla de una iniciativa del cual él fue pionero en el país.
Turchi y su esposa manejan el establecimiento San Silvestre, especializado en la producción lechera y ubicado a 30 kilómetros de Trenque Lauquen, en el oeste de la provincia de Buenos Aires. Además de ser conocido en la zona por dedicarse al tambo desde hace muchos años, es también conocido en las distintas cuencas lecheras por haber sido el pirmero que combinó las dos principales innovaciones que atravesaron al sector en el último tiempo: los robots de ordeñe y el tambo estabulado bajo techo.
“Fue fruto de una casualidad. Estuve en una charla de gente que vendía tambos robotizados y me pareció interesante, aunque lejano. Pensé que no era para nosotros. Todo lo que fuera tecnificación siempre me llamó la atención. En 2017 fuimos con todo un grupo de productores a Estados Unidos y conocí los tambos robotizados de mucha cantidad de vacas en galpones enormes. Quedé cautivado. Cuando averigüe por presupuestos para un galpón así prácticamente lo descarté. Pero la gente de Lely –una de las dos marcas más grandes de robots- me llevó a Brasil a conocer otros galpones y empezamos a trabajar en el proyecto”, recordó Turchi en una charla con Bichos de Campo.
El inicio no prescindió de tropiezos porque el productor no contaba con otras fuentes confiables de información en el país para tomar de referencia. Aún así, las ganas pudieron más y a la par que armó el galpón para las vacas adquirió dos robots de ordeñe.
“No conocíamos su funcionamiento. Sabíamos que funcionaban bien pero no sabíamos si nosotros podríamos funcionar con los robots, porque también es un desafío”, confesó el productor de leche.
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El 11 de abril de 2019 San Silvestre tuvo su primer ordeñe automatizado, que al poco tiempo dio cuenta de un considerable aumento en la producción. Eso terminó por convencer a Turchi de que debía ir a fondo con esta iniciativa y un año después armó un segundo galpón con otros cuatro robots.
“Nosotros hicimos el primer galpón con fondos genuinos, pero pusimos todo, toda la carne en el asador. Nos quedamos secos en ese momento. Y para comprar estos robots pedimos un crédito en el banco. Solo ahí lo pudimos hacer. No somos una empresa grande, somos productores medianos de Trenque Lauquen”, afirmó.
Turchi puede medir el real impacto de estas dos innovaciones tecnológicas porque, al menos hasta ahora, mantiene el tambo convencional en funciones. Hoy sólo 300 vacas son ordeñadas por los robots, mientras que las otras 650 que completan el rodeo siguen dentro del esquema tradicional.
“El 33% aproximadamente del tambo ha pasado a estas nuevas tecnologías. A mí me interesó particularmente seguir trabajando con el tambo convencional porque yo quería comparar los dos sistemas, total ambos estaban bajo una misma dirección. Quería tener certezas en que no estaba equivocado en la elección. De hecho hoy lo seguimos comparando todo el tiempo y los números han demostrado que el ordeñe robotizado vale la pena por varias razones. La generación de información es impresionante”, aseguró el productor.
¿Qué clase de datos se pueden obtener a través de este sistema? Por ejemplo la cantidad de minutos que una vaca rumia dentro de determinado periodo de tiempo, lo que permite saber si el animal está teniendo problemas de salud o no.
“En un tambo convencional eso no lo veríamos a lo mejor hasta dentro de 2 o 3 días. Nos estamos anticipando mucho a un posible problema. El primer indicador de beneficio entonces es a nivel sanitario, de la salud de las vacas”, sostuvo Turchi,
El otro aspecto importante tiene que ver con las condiciones de comodidad. Los galpones de este estilo permiten que las vacas estén sobre camas construidas con diversos materiales, al resguardo del sol, con comida y agua cerca, y sin necesidad de hacer movimientos que puedan llegar a estresarlas, y a salvo incluso de los gritos y golpes de los humanos. A eso hay que sumarle la posibilidad que tienen de ordeñarse a demanda, únicamente cuando lo necesitan.
“El aprendizaje que hicimos nosotros sobre las vacas fue junto a las vacas. Las vacas también tuvieron que aprender a ir hacia un cubículo a ordeñarse cuando ellas querían. Esa independencia es muy interesante. Hoy hemos llegado a 3 ordeñes por día promedio, porque tenemos vacas que se ordeñan a lo mejor una vez por día o una vez y pico porque son vacas que están al fin de la lactancia, y tenemos vacas con 5 ordeñes porque cargan mucha leche”, detalló el productor.
-Hay un contrasentido quizás con lo que el público, que ignora estos pormenores, presiente que es el bienestar animal. La sensación de que una vaca es feliz al aire libre sobre una pastura.
-Yo no tengo dudas de que la vaca está feliz en un pastizal porque yo las veo. Pero a mí me parece que la vaca sufre mucho los movimientos diarios. Una vaca que se ordeña dos veces tiene que ir dos veces hasta el pastoreo y dos veces volver. Muchas veces sucede que tenemos un temporal y las vacas se embarran feo. Para mí el dato más relevante es que las vacas tienen mejor salud, y eso es algo que sí lo podemos comprobar, al igual que el aumento en la producción de leche.
-¿Vinculás la mayor productividad de leche a ese bienestar?
-Sí, porque en realidad la dieta que le preparamos a las vacas es igual en los dos tambos. La razón por la cual las vacas dan más leche es porque evidentemente están mejor. Nos ha pasado incluso que les damos servicio y se preñan mejor. Es decir, la preñez de la vaca también está asociada a que esta mejor de salud.
-¿Cuál es la productividad de este tambo y cuál la del tambo convencional?
-Los tres años que ya tenemos evaluados significaron una diferencia entre un tambo y otro de entre 8 y 10 litros de producción individual en las vacas a favor de este. Fue más o menos un 30% más. Es muchísimo. Y nos vino muy bien porque había que pagar todo esto.
-¿Dónde prefiere trabajar la gente?
-Es la misma gente que tenemos desde antes y elige trabajar acá. Son otros horarios fundamentalmente. Lo que tiene el robot es que no tiene un horario establecido para determinadas actividades. Acá no viene nadie a las 3 de la mañana como normalmente puede suceder en otro tambo. La gente que viene a las 7, viene a ver los informes que largó el robot, a buscar alguna vaca demorada y a limpiar. No mucho más que eso. Si vos acá un determinado día no venís a la mañana no pasa nada porque lo fundamental que es el ordeñe está cumplido.
-¿Por qué es un desafío la cama de las vacas?
-Cuando puse los robots me dijeron que el problema lo iba a tener con la cama. Y es absolutamente así. Hay que generar un ambiente bueno para las vacas, lo más seco que se pueda cosa que es difícil, y eso se va compostando. La temperatura tiene que ser la adecuada porque si no le molesta a las vacas. Hay otras maniobras que se podrían hacer pero que no las queremos tomar. Podríamos hacer calles de hormigón acá para sacar efluentes. En la mayoría de los tambos que conocemos es un tema complicado. No se sabe qué hacer con toda la cantidad de efluentes que hay en los tambos.
-¿Qué hacen con los efluentes?
-En el lavado de las pequeñas zonas de cemento que hay, estamos separando en sólidos y líquidos. Los sólidos los acopiamos tratando de compostarlos y los tiramos en el campo cuando están secos. Todo lo que es líquido lo tiramos con un sistema tipo riego en el campo. La idea es no contaminar napas.
-¿Y están ensayando y perfeccionando el sistema? ¿Les da resultado esa la fertilización?
-Los tres años que sacamos de compost hicimos unos análisis de descomposición de ese compost y lo repartimos en cuatro lotes del campo. Totalizamos 70 hectáreas de fertilización con eso y no usamos fertilizante químico durante 3 años. Tuvimos muy buena respuesta porque los niveles de nitrógeno y fósforo fueron muy buenos. Lo repartimos en el campo a razón de 40.000 kilos por hectárea. Sobre eso se sembró un año cebada y al año siguiente soja y los resultados de rindes fueron muy buenos en algunos casos, sin usar químicos.
-¿No te arrepentís para nada de aquella decisión de 2017?
-No, no me arrepentí nunca. De hecho tuvimos la suerte de que mucha gente viniera a conocerlo y que haya tomado la decisión de hacerlo.