La crisis del coronavirus ha provocado una gran cantidad de excedentes lácteos en el conjunto de los países comunitarios. Las causas de este colapso se encuentran no solo en la caída de la demanda interior; también influyen las dificultades para exportar a otros países. En España, la situación se traduce en la entrada de productos a precios bajos en el mercado de leche y derivados, especialmente quesos, que están tirando las cotizaciones.
Toda la industria láctea comunitaria, ha solicitado a la Unión Europea el almacenamiento de leche en polvo, mantequilla y otros productos derivados para hacer frente a la crisis, señalan fuentes de la patronal española del sector, FENIL. El aumento de los excedentes por la pandemia también ha coincidido con el incremento de las producciones que se registran tradicionalmente en los meses de primavera. Esta coyuntura, sin embargo, no ha sido el principal problema. A esa situación de aumento en la oferta se han sumado, en primer lugar, las dificultades para exportar en un contexto de restricción a la movilidad.
La UE es el principal operador mundial en el comercio de leche en polvo. Los destinos más importantes son los países árabes, muy especialmente los productores de petróleo como Argelia o Arabia Saudí, y otros países asiáticos como Japón, Corea y, sobre todo, China. Con la bajada de los precios del petróleo se han reducido drásticamente las compras de esos Gobiernos y, en el caso de China, primer foco de contagio del coronavirus, las primeras dificultades ya se dejaron sentir al inicio de la crisis de la Covid-19. Muchos de los envíos previstos se tuvieron que paralizar por problemas en las fronteras y falta de contenedores para su transporte, situación que se estaría corrigiendo lentamente sobre todo en los puertos franceses, pero donde todavía hay grandes partidas bloqueadas a la espera de salir.
A la dificultad para exportar leche en polvo se ha sumado la caída de una parte de la demanda en la restauración y la hostelería en toda la UE tras aprobarse las medidas de confinamiento. En el caso de Francia, señalan las industrias del sector, se suma además la decisión de miles de pequeñas queserías de cerrar ante la resistencia de los trabajadores a mantener la actividad por temor a los contagios, siendo este uno de los sectores con suspensiones temporales de empleo en el país vecino.
En España, los problemas de excedentes que sufren los productores del conjunto de la Unión Europea se están traduciendo en un aumento de las ventas de los países comunitarios hacia el mercado interno. En particular, quesos alemanes y holandeses y leche francesa a unos 0,18 euros el litro puesta en muelle de entrega. Esta situación se da justamente cuando los ganaderos están negociando la renovación de los contratos a unos precios mínimos de 0,30 euros, más otras primas complementarias por volumen o calidad, frente a unos costes medios de unos 0,33 euros por litro.
Las medidas adoptadas hasta ahora por el Gobierno español no se están notando en el conjunto de las grandes empresas que operan básicamente en la venta de leche fresca en sus diferentes segmentos. Sin embargo, sí están afectando a las pequeñas empresas queseras especializadas en la venta de quesos de gran calidad de oveja y de cabra. Estas actividades tienen una gran dependencia de la restauración, de los pequeños mercadillos y de las compras del turismo interior. Algunos queseros de este segmento han dejado parcialmente la recogida, con el consiguiente impacto sobre los precios en un sector como el ovino y el caprino, ya sobradamente castigado. Las pequeñas queserías dedicadas a la transformación de leche de oveja y cabra sufren además la caída de la venta de productos especializados, como rulos o masas para pizzas demandados por la restauración italiana.