Juan Carlos García (Tineo, 1967) es el secretario del comité de empresa de la firma Danone en Salas, en la que lleva 33 años trabajando. Expone en una entrevista para NORTES que la fábrica podría ser rentable y la falta de acuerdo para un cierre que se veía venir.
¿Cómo acabó trabajando en Danone?
Me llamaron. Habían ido a Oviedo al Instituto Doctor Fleming donde estudié, a buscar gente, y posteriormente se pusieron en contacto conmigo, no había ni móviles ni nada, así que tuvieron que llamar al teléfono del pueblo donde estaba trabajando.
¿Cómo era de aquella la empresa?
Llevaban ocho años implantados. Era todo muy nuevo, todavía estaba en pleno crecimiento. Eran años en los que todo iba a más. Las inversiones, la fabricación, el personal. Las condiciones económicas eran buenas y siguen siéndolo.
¿En qué momento entra en el comité de empresa?
A los siete años u ocho años de estar allí. En aquella época había muchos juicios y denuncias a inspección de trabajo. Esto cambió hace unos 15 años o así, cuando la empresa aceptó que debíamos entendernos y aprendimos a solucionar estas cuestiones dentro de la casa. Esto hizo que se redujeran los conflictos judiciales.
¿Cuándo empeoró la situación de la fábrica?
La crisis de 2008 fue el punto de inflexión. Hasta aquel momento crecíamos y llegábamos a superar las 30.000 toneladas de producción. Ahora estamos en menos de una tercera parte.
Entonces, ¿se intuía el cierre?
La bajada de producción era continuada y cuando el año pasado aquella famosa inversión del “Yopro” se llevó a Madrid, cuando se podía hacer aquí sin coste de inversión, vimos que la cosa estaba sentenciada.
Sin embargo, tardaron en transmitírselo, ¿no?
Nos lo confirmaron el día 6 de mayo, pero nos lo temíamos desde noviembre, cuando se tomó la decisión de llevar esa nueva línea de negocio a Madrid. Después de eso ya veías que estaba al caer, aunque no sabíamos cuando exactamente. No había inversiones, la fabricación bajaba.
¿No es rentable la fábrica?
No, tenemos muy claro que era rentable. Para justificar el cierre hablaron de eficiencia, cuando la planta de Salas recibió durante 4 años el premio a la mejor fábrica de Europa por sus indicadores. En los argumentos puedes aceptar que la fabricación bajó. Hay cosas que son evidentes. Arrancar una fabrica cuesta dinero y competir en costes con tan poca producción es difícil. Veíamos que cuando subía la producción, por cualquier motivo puntual, seguíamos teniendo unos ratios tremendos.
¿Cómo van las negociaciones?
En cuanto a indemnizaciones y prejubilaciones, no estamos cerca, pero avanzamos. La cosa está más enquistada en otros asuntos, por ejemplo, garantizar puestos de trabajo en otros centros, para personas que quieran trasladarse. “Dicen que mirarán a ver, que irán saliendo, que se verá sobre la marcha”. Otro tema es la revalorización y revisión salarial para este año. Estamos viendo el IPC subir y queremos que las condiciones de las prejubilaciones tengan que ver con la época que en la que vivimos.
¿Qué saben de la posible venta de las instalaciones a un fondo buitre?
Estuvimos informándonos de quien es “Prolacto”. Es cierto que detrás está el fondo Quantum Capitals, pero la empresa como tal está funcionando muy bien. Habían comprado a Nestlé una fabrica que cerró, la pusieron a funcionar y ha ido bastante bien. En las asambleas se ha hablado y si es la única opción, no es descartable.
¿No les asusta el fondo buitre?
Viendo los antecedentes de Quantum Capitals en Asturias se nos ponen los pelos de punta. Sin embargo, Prolacto lleva cinco años funcionando, en crecimiento continuo y se ve con buenos ojos. El otro eje de la manifestación que hicimos ayer en Oviedo es que todos los agentes implicados en la venta sigan trabajando en ello para buscarle un futuro sostenible a la planta.
¿Qué plazos tienen?
El 31 de diciembre cierran. Esta semana se concretará el ERE y ya solo nos quedará un mes para negociar. Ya en diciembre empezarán a sacar producto y si no hay comprador, cerrará.