El reparto de alimentos del Ministerio de Capital Humano puso sobre la mesa la caída del consumo de leche y las dificultades de los sectores populares para acceder a ese alimento esencial
LECHE
"Inseguridad alimentaria. En los barrios populare los chicos no acceden a dos tazas de leche por día"

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¿Por qué fue noticia que el Ministerio de Capital Humano envíe 10 mil kilos de leche para distribuir en algunos comedores de la provincia de Santa Fe? Más allá del trasfondo político y las denuncias sobre la falta de reparto de alimentos próximos a vencer por parte del gobierno nacional, “el principal problema es que desde hace meses no tenemos leche para repartir y muchas chicas y chicos no aceden a ese alimento esencial”, explica Soledad Aseguin, referente del comedor que la organización La Poderosa sostiene en el barrio Los Pumitas, en el noroeste rosarino.

Desde la época del capitán Piluso, el programa protagonizado por Alberto Olmedo en la televisión de los 60, o de Carozo y Narizota, para las infancias de los 80, la hora de tomar la leche fue casi como un ritual nacional que marcaba el tiempo de las rutinas de las infancias argentinas. Se salía a jugar antes o después de tomar la leche.

No es solo una cuestión cultural, de acuerdo a las Guías Alimentarias para la población Argentina, del Ministerio de Salud de la Nación, los alimentos lácteos “son fuente principal de calcio y aportan vitaminas de alto valor biológico, como la A y la D” y se considera saludable promover el consumo de tres porciones por día. Es decir, tres vasos de leche líquida, de yogur o una rodaja de queso cremoso del tamaño de un mazo de cartas. Todos, preferentemente, descremados.

Sin embargo, tras la megadevaluación del peso de diciembre pasado y desproporcional suba del precio de los alimentos, tomar la leche se acerca a un privilegio. Según el último informe de la Universidad Católica Argentina (UCA), en el país el 55 % de la población es pobre y el 17,5 % indigente. De acuerdo al trabajo, la inseguridad alimentaria alcanza al 24,7% de las personas y a tres de cada diez niños, niñas y adolescentes del país.

Esa necesidad marca el pulso de las políticas de asistencia desplegadas por la provincia. La semana pasada, la ministra de Igualdad y Desarrollo Humano, Victoria Tejeda, remarcó que actualmente asisten a más de 300 mil personas en todo el territorio santafesino, lo que obligó a incrementar las partidas en un 80 por ciento. En términos de presupuesto esto significa unos 2 mil millones de pesos mensuales.

Según los datos del ministerio, sólo en el último mes, la demanda de alimentos creció entre un 25 y un 30 por ciento y Rosario es, lejos, el lugar con mayor demanda.

Para el secretario de Políticas de Inclusión y Abordajes Sociales, Ramón Soques, los 10 mil kilos de leche que la fundación Camino/Conin empezó a distribuir entre unas 21 mil personas, según estimaron, son “algo ínfimo en relación a lo que viene aportando la provincia”.

Los beneficiarios de programas sociales en el territorio santafesino exceden con mucho ese número. Los tres principales programas: la Tarjeta Institucional, destinada a comedores comunitarios para contribuir a la adquisición de alimentos, la Tarjeta Unica de Ciudadanía, una ayuda social directa para que lo grupos familiares cuyos ingresos no superan el salario mínimo vital y móvil puedan acceder a la compra de alimentos y el ProSoNu, un plan destinado a niñas y niños de 2 a 14 años con necesidades básicas insatisfechas, suman a unos 300 mil beneficiarios, dos tercios de los cuales viven en el Gran Rosario.

A esto hay que sumar quienes almuerzan o meriendan en los comedores que funcionan en las escuelas, donde se reparten a diario unas 144 mil raciones de comida y 425 mil copas de leche. Lorena Almirón, secretaria General de la seccional Rosario de la Asociación de Trabajadores del Estado (Ate) y referente de los trabajadores de comedores escolares, señala que en las escuelas públicas _y muchas privadas_ se reparten a diario 200 centímetros cúbicos de leche y advierte que, muchas veces, esa porción es la única a la que acceden los chicos que cursan el nivel inicial y la primaria.

El dato sobre la importancia de que los estudiantes tomen la leche en la escuela, asegura la dirigente gremial, se afianza en el crecimiento de los pedidos de colegios secundarias para sumar la copa de leche. Actualmente, dice, “se les garantiza a los alumnos algo caliente, sostenido con dinero aportado por las docentes y asistentes escolares”.

Chicos, mate cocido y torta fritas

En los comedores populares que trabajan desde hace tiempo en los barrios más humildes de la ciudad, ya casi no se puede repartir leche. Las meriendas son de mate cocido, rosquitas o tortas fritas. Frente al aumento de la demanda y a los acotados presupuestos que manejan los comedores, las compras privilegian la cantidad de alimentos.

“La leche está muy cara y si compráramos leche no podríamos dar de comer todos los días”, dice Marisol Ciuffo, militante de la CCC y coordinadora de una decena de comedores que la organización sostiene en Villa Gobernador Gálvez, donde la demanda alimentaria se multiplicó por dos desde comienzos de año.

En la otra punta del departamento Rosario, en uno de los comedores que la asociación Garganta Poderosa sostiene en el barrio Los Pumitas, en el noroeste de la ciudad, Soledad Aseguin y Belén Vega, advierten más o menos lo mismo. “La leche es muy costosa y se nota su falta en el barrio. Hay mamás que con frecuencia se acercan a preguntarnos donde pueden conseguir una leche, porque antes compraban en las ferias, pero ya no se consigue. Y se necesita”, señalan.

En los dos comedores, el último envió de alimentos del gobierno nacional llegó entre septiembre y octubre, con posterioridad a las primarias de agosto. Después la distribución se cortó. A ninguna de esas cocinas llegó tampoco algo la leche que se almacenaba en dos depósitos del Ministerio de Capital Humano _en las localidades de Villa Martelli (provincia de Buenos Aires) y Tafí Viejo (Tucumán)_ en algunos casos próximos a vencer, que la fundación Camino/Conin comenzó a distribuir la semana pasada en la ciudad.

El consumo de leche, en caída

Con 80 millones de litros de leche producidos al año, Santa Fe está posicionada a nivel nacional como una de las principales exportadoras de leche. De acuerdo a datos de la provincia, según el último censo, en el territorio santafesino existen cerca de 3.800 tambos y 520 mil vacas que producen el 25% de la leche argentina, lo que convierte a la cuenca lechera santafesina en una de las más importantes de Latinoamérica, segunda después de Córdoba.

De acuerdo a un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, siete de las diez industrias líderes del país tienen plantas en la provincia, mientras que 4 de ellas producen exclusivamente en Santa Fe. La cadena láctea _que abarca la producción de leche, su transformación industrial y su comercialización_ tiene una gran importancia estratégica y es el motor de desarrollo para las economías regionales de la provincia. Casi el 80 % de la producción se orienta al consumo interno, de acuerdo al trabajo publicado hace dos años.

Aún así, según datos del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla), en el primer cuatrimestre de 2024 (último dato disponible) el consumo de leche fue de 159,5 litros por habitante . Esto representa una caída del 17,6% con respecto al mismo período de 2023 y se se trata del piso de la serie si se miran los últimos ocho años, incluyendo los gobiernos de Mauricio Macri (Cambiemos) y Alberto Fernández (FDT).

Un informe del Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino también advirtió recientemente sobre la caída del consumo. Según sus datos, la producción del primer trimestre de este año fue de 2.224 millones de litros contra los 2.582 millones de litros de 2023. En cuanto al tipo de productos, el informe del organismo detalló que el consumo de leches fluidas acumuló en el primer trimestre del año una caída de 19.6% y el de las leches en polvo de 30.4% (ambos expresados en toneladas) comparadas con igual trimestre de 2023.

El titular del Centro Unión Almaceneros de Rosario, Rubén Milito, habla de una caída del consumo de leche que alcanza al 20 por ciento. “En los últimos meses notamos una disminución en la venta de todos los productos alimentarios, sobre todo de leche”, advierte el referente de la cadena que agrupa a locales de proximidad.

Lo más complejo, agrega, es que en los locales del centro de la ciudad esta baja “resulta casi imperceptible, no más de un 5 o un 10 %”, lo que indica que en los barrios, la situación es más complicada. Allí, dice, “puede llegar a un 30 % o más”. La consecuencia, afirma, “es que los stocks se empiezan a envejecer dentro de los depósitos de las empresas” y pone como ejemplo, las botellas de leche larga vida de una firma de primera marca “que llegan con un vencimiento a quince días”.

El ajuste en las mesas de los hogares rosarinos, explica, se siente sobre todo a partir del día 20 del mes. Y pronostica que esto se acentuará aún más, “cuando empiecen a llegar los aumentos de las tarifas de servicios públicos y el colectivo”, como ya verificaron en otras ocasiones.

Un alimento esencial

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda una ingesta diaria de dos a cuatro raciones de lácteos por día. “Esto varía según la edad”, explica Marilina Borras licenciada en Nutrición y presidenta del colegio de graduados en Nutrición de Rosario. Para el caso de la primara infancia, señala, lo recomendable son dos raciones de lácteos; para los escolares entre dos y tres y cuatro raciones para adolescentes. Estas porciones equivalen a una taza de 200 a 250 centímetros cúbicos de leche, un pote de 125 gramos e yogur o un pedazo de queso de entre 40 y 50 gramos.

“El consumo de leche o productos lácteos es importante porque los chicos están en plena etapa de crecimiento y desarrollo y les aportan nutrientes muy importantes para el crecimiento del niño sano y para el desarrollo infantil. Por ejemplo, son la principal fuente de calcio que necesitan para tener huesos y dientes fuertes, evitando propensiones a enfermedades periodontales o la aparición de caries. Pero además son ricos en vitaminas, minerales esenciales, ácidos grasos y proteínas”, enumera

Magdalena Elizabeth Cabrera es médica pediatra y resalta con énfasis la importancia de que niñas, niños y adolescentes tomen dos tazas de leche por día, o sus derivados. “A través de los lácteos se incorpora el calcio que necesitan. No sólo es necesario que consuman leche, por lo menos unas dos tazas por día, sino también otros alimentos derivados, como pueden ser quesos, yogurth o verduras, como por ejemplo el coliflor, que aportan calcio”, afirma.

La clave está, dice, no sólo en la ingesta de estos alimentos frescos, sino además que niñas y niños pasen tiempo al aire libre. “Con el auge de las pantallas, suelen estar mucho tiempo adentro y es importante que pasen tiempo al sol, ya que a través de la exposición solar se produce una actividad que permite que la vitamina D ayude a absorber el calcio de los alimentos y que este se deposite en los huesos”, explica.

La fórmula es infalible: “actividad física, solo y buena alimentación, incorporando leche o sus derivados”, describe.

Se trata, al fin y al cabo, no sólo de una necesidad para crecer sano, sino de un derecho.

 

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