Se cierra este 2023, un año muy complejo para el sector, tanto para la producción primaria como para la industria y la incertidumbre política pone en dudas la viabilidad del negocio para el 2024.
Un balance rápido de lo que fue este 2023 para el sector lácteo muestra más luces rojas que verdes con tres grandes problemas que marcaron la agenda.
La sequía fue determinante para la producción primaria por su directa incidencia en los costos de alimentación del ganado, que tuvieron como agravante los dólares diferenciados para soja y maíz que terminaron de armar la bomba perfecta.
Este año hemos visto imágenes muy contundentes de envío de ganado lechero a faena, reducir el rodeo en ordeñe ha sido la solución más inmediata que han encontrado los productores, quedándose con las vacas más rendidoras y descartando aquellas que no producen lo suficiente.
La consecuencia directa de esta reducción del rodeo y del aumento de la alimentación es una baja en la producción primaria, que por un lado le dio un respiro al sector industrial, mientras que por otro lo complica a futuro. Veamos cómo.
Decimos que la baja en la producción primaria representó un alivio temporal para el sector industrial porque se evitó una saturación del mercado local que está excesivamente deprimido y con serios problemas para convalidar precios rentables, sumado a los controles de precios que el gobierno impuso durante todo el año e impidieron que algunos productos se actualicen al ritmo inflacionario.
Todo esto con el agravante de un mercado internacional que durante este año tuvo precios de quebranto y dejó de ser una alternativa real para el mercado, más que nada porque el precio del dólar de exportación estuvo por demás devaluado hasta mediados de octubre cuando la lechería fue incluida en el nuevo régimen cambiario que terminaría el lunes después de las elecciones.
Las perspectivas para el año 2024 no son alentadoras, pero más que nada van a estar sometidas al resultado de las elecciones que se celebrarán luego de la entrega de este artículo.
Hay certezas y dudas, vamos con las primeras.
Sabemos que la producción primaria seguirá siendo similar a la de los últimos años, que los costos de producción van a subir sea quién sea el ganador del balotaje, que el mercado doméstico va a estar marcado por una recesión y las perspectivas de precios internacionales pueden mejorar un poco, pero tal vez no lo suficiente.
Lo que no sabemos es la profundidad que pueden llegar a tener estos hechos.
Hay muchas preguntas que hoy no tienen respuesta. ¿La devaluación que se espera, será ordenada y con un programa que corrija las distorsiones que se provoquen o será como las últimas que hemos vivido, sin ningún plan detrás? ¿Las retenciones a los granos, se sostendrán, bajarán gradualmente o se eliminarán? ¿La recesión económica será abrupta y durará unos meses o será gradual y de largo alcance?