Comenzó el proceso tan temido de baja de precio de la materia prima que marcha hacia una compleja primavera, período estacional donde la producción se expresa en su máximo potencial.

Lo confirman el OCLA y el INTA Rafaela en sus recientes informes con datos de mayo. Sin embargo, estos valores todavía mantienen una relativa competitividad con el resto de las lecherías del mundo y con la relación insumo/producto, como por ejemplo el maíz y la vaquillona de reposición.

Los indicadores del tambo1
Fuente: OCLA

Desde INTA Rafaela publican que en mayo el productor cobró 27 ctvs de dólar por litro entregado, que le significó un poder de compra de 2,3 kg de maíz, pero elevando también el valor de la vaquillona de reposición, que se ubicó en más de 5.600 litros equivalentes, el valor más alto de la serie presentada por el instituto.
Los indicadores del tambo2
fuente: INTA Rafaela

Medido en dólares, el precio al productor acumula tres meses consecutivos de bajas y en pesos, es el primero en el que, medido en moneda constante según índice de precios al consumidor (IPC inflación) o también por sólidos útiles, arroja una baja significativa.
Los indicadores del tambo3
Fuente: OCLA

Sin embargo, el precio del maíz también se debilitó durante mayo, ocasionando que la relación insumo producto no copie la devaluación de la leche cruda, mejorando incluso la capacidad de compra respecto del último mes.
Los indicadores del tambo4
fuente: INTA Rafaela

FUTURO INCIERTO
A pesar de que el invierno suele ser la estación donde el productor toma impulso en términos productivos para llegar a la primavera en franco crecimiento, la baja en el precio que comienza a evidenciarse en las principales cuencas lecheras no estimula dicho comportamiento, agregándole mayor incertidumbre al escenario nacional.
La pandemia ha comenzado a erosionar los bolsillos del mercado interno y la caída de la demanda mundial, acompañada de un crecimiento en la oferta en los principales países exportadores, preanuncian un panorama bajista para la materia prima, de cara a los próximos meses.
El vaso medio lleno para el productor lo aportan las excelentes reservas realizadas en el verano, el acompañamiento climático en la cuenca central y una relativa «normalidad productiva» que no afectó a la actividad en general, en un contexto socioeconómico delicado donde otras cadenas de valor no tienen la misma suerte a causa del Coronavirus.

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