A pesar de las recomendaciones tradicionales de optar por productos lácteos bajos en grasa, estudios recientes sugieren que la grasa láctea no es tan perjudicial como se pensaba

Últimas investigaciones revelaron asociaciones entre el consumo de lácteos y menores riesgos de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y presión arterial alta, independientemente del nivel de grasa.

Además, ciertos tipos de lácteos, como el yogur y el queso, parecen estar más asociados con beneficios para la salud.

Estos hallazgos desafían las recomendaciones convencionales y plantean la cuestión: ¿Es hora de reconsiderar nuestras elecciones de lácteos?

Al recorrer la sección de lácteos de cualquier supermercado, encontrarás filas y filas de productos con diferentes niveles de grasa. Descremada, baja en grasa, entera: ¿Cuál es la opción más saludable?

Si consultas las pautas dietéticas de Estados Unidos o a autoridades de salud como la Asociación estadounidense del Corazón o la Organización Mundial de la Salud, la respuesta es clara: Elige una versión sin grasa o baja en grasa.

Esta recomendación se deriva de la idea de que los productos lácteos enteros son altos en grasas saturadas, por lo que elegir versiones con menos grasa puede reducir tu riesgo de enfermedad cardíaca, dijo el Dr. Dariush Mozaffarian, cardiólogo y profesor de medicina en la Universidad de Tufts.

Pero esa guía se remonta a 1980, cuando se publicó la primera edición de las Pautas Dietéticas para estadounidenses. Y desde entonces, la mayoría de los estudios sobre los efectos en la salud de la grasa láctea no han encontrado beneficios al priorizar versiones bajas en grasa sobre las enteras, dijo el Dr. Mozaffarian.

Lo que parece ser más importante que el nivel de grasa, agregó, es qué producto lácteo elegís en primer lugar.

Lo que sugiere la investigación

En estudios que encuestaron a personas sobre sus dietas y luego siguieron su salud durante muchos años, los investigadores encontraron asociaciones entre el consumo de lácteos y menores riesgos de ciertas afecciones, como la presión arterial alta, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, expresó el Dr. Mozaffarian.

Estos beneficios, agregó, a menudo estaban presentes independientemente de si las personas elegían yogur, queso o leche reducidos en grasa o enteros. Y aunque los productos lácteos enteros tienen más calorías, los estudios encontraron que quienes los consumen no tienen más probabilidades de aumentar de peso.

En un estudio publicado en 2018, por ejemplo, los investigadores siguieron a 136.000 adultos de 21 países durante nueve años. Encontraron que, durante el período del estudio, aquellos que consumían dos o más porciones de lácteos al día tenían un 22% menos de probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares y un 17% menos de probabilidades de morir que aquellos que no consumían.
En otro gran análisis, también publicado en 2018, los investigadores combinaron los resultados de 16 estudios que involucraron a más de 63.000 adultos. Encontraron que, a lo largo de un promedio de nueve años, aquellos que tenían niveles más altos de grasas lácteas en su sangre tenían un 29% menos de probabilidades que aquellos con niveles más bajos de desarrollar diabetes tipo 2.

Este hallazgo sugiere que puede haber un beneficio en consumir grasas lácteas en lugar de evitarlas, dijo el Dr. Mozaffarian.
Estos estudios no pueden probar que los productos lácteos en sí mismos reduzcan ciertos riesgos de enfermedad. Eso requeriría ensayos clínicos a largo plazo, que no se llevaron a cabo, expresó el Dr. Mozaffarian. Pero ensayos a corto plazo demostraron que consumir productos lácteos, incluidos los enterjo la presión arterial de los participantes y no aumentó el peso ni elevó los niveles de LDL, o “colesterol malo”, lo que sugiere nuevamente que las grasas lácteas no son perjudiciales para la salud del corazón.

¿Por qué las grasas lácteas podrían ser buenas para las personas?

Hay varias posibles explicaciones de por qué las grasas lácteas pueden no ser tan perjudiciales como se pensaba anteriormente, e incluso pueden ser saludables, dijo el Dr. Ronald Krauss, profesor de Pediatría y Medicina en la Universidad de California.
Entre los diversos tipos de grasas saturadas que se encuentran en los alimentos, los productos lácteos contienen ciertas que parecen ser neutrales o beneficiosas para la salud, dijo el m{edico, incluidas aquellas relacionadas con reducción de riesgos de diabetes tipo 2 y enfermedad coronaria.

La grasa de la leche también está naturalmente empaquetada en una estructura única llamada membrana del glóbulo de grasa de la leche, dijo Marie-Caroline Michalski, directora de investigación del Instituto Nacional de Investigación Agrícola, Alimentaria y Ambiental de Francia. Los componentes de esta estructura pueden ayudar a unir el colesterol en el tracto digestivo, mejorando potencialmente los niveles de colesterol en sangre. También está quedando claro que ciertos tipos de alimentos lácteos pueden ser mejores para ti que otros, dijo la Dra. Michalski.

El yogur y el queso, por ejemplo, parecen estar más asociados con beneficios para la salud. Esto puede ser porque ambos son alimentos fermentados que pueden suministrar bacterias a tu intestino. También contienen otras moléculas beneficiosas producidas durante la fermentación, incluida la vitamina K, que está relacionada con la salud cardíaca, dijo el Dr. Mozaffarian.
Quesos más duros como el Cheddar y el Parmesano también parecen resultar en una absorción más gradual de grasas en la sangre que los quesos más suaves y la mantequilla, lo que puede ayudarte a sentirte más lleno por más tiempo, dijo la Dra. Michalski.
Hasta entonces, ella piensa que es mejor apuntar a tres porciones de lácteos al día como parte de una dieta equilibrada, como recomiendan las pautas dietéticas actuales. Sin embargo, según los datos más recientes sobre grasas lácteas, probablemente esté bien si una o dos de esas porciones son leche entera, yogur o queso, dijo, señalando que más de eso podría sumar demasiadas calorías.

El Dr. Mozaffarian sugiere incorporar al menos una o dos porciones de yogur y queso al día, dadas los beneficios para la salud de estos alimentos, preferiblemente versiones sin azúcar agregada para evitar el azúcar añadido. En cuanto al contenido de grasa que debés elegir, “elegí lo que más te guste”, dijo el Dr. Mozaffarian.

En lugar de manteca, la Dra. Kris-Etherton le recomienda a las personas utilizar aceites vegetales como por ejemplo el aceite de oliva, de canola o de soja, o margarinas hechas con los mismos aceites.

La manteca y la crema parecen aumentar los niveles de colesterol en sangre más que otras fuentes de grasas lácteas, dijo el Dr. Krauss, y recomienda limitar su consumo si tenés colesterol alto.

Y aunque no hay buena evidencia que los productos lácteos bajos en grasas sean una opción más saludable para todos, dijo el Dr. Krauss, las personas responden de manera diferente a diferentes alimentos. Si tenés colesterol alto, agregó, vale la pena discutir tus opciones de productos lácteos con tu médico.

 

Fuente: New York Times.

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