Los servicios de investigación de la Autoridad procedieron este jueves, “previa autorización de un juez de libertades y detención, a operaciones de visita e incautación no anunciadas a empresas sospechosas de haber realizado prácticas anticompetitivas en el sector del suministro de leche de vaca”.
“En esta etapa, estas intervenciones obviamente no prejuzgan la culpabilidad de las empresas afectadas por las supuestas prácticas, que solo una investigación de fondo permitirá establecer, si es necesario”, agrega en un comunicado de prensa.
La Autorité no menciona el nombre de ninguna de las empresas en cuestión. Consultada por AFP, no quiso decir más.
“Hubo incautaciones de documentos en Sodiaal, Savencia, Eurial y Lactalis”, dijo a la AFP un industrial preocupado, confirmando información de Le Figaro.
Juntas, estas cuatro empresas recogen más de dos tercios de la leche francesa.
“Confirmamos la visita de ayer [jeudi] de la Autorité de la concurrence en nuestras oficinas de París. En este momento, no podemos comentar los motivos de esta visita. Estamos tranquilos y estamos a disposición de las autoridades”, reaccionó Sodiaal en un comunicado de prensa.
La primera cooperativa láctea francesa (20% de la recaudación) produce en particular leche Candia y yogures Yoplait.
Un portavoz del grupo cooperativo Agrial confirmó a la AFP la visita de los inspectores de la Autoridad a las instalaciones de su filial láctea, Eurial, que en particular fabrica queso Soignon.
Preguntada, la leche número uno Lactalis (presidente de la marca, Lactel…) no quiso comentar y Savencia (Caprice des Dieux, St Môret…) no respondió.
El gigante Danone, por su parte, dijo a la AFP que no había recibido la visita de los inspectores.
“Vieja práctica”
“Según la información que tenemos, la investigación se dirige a una práctica antigua denominada + convenios de cobro o cobro cruzado +”, dice un actor del sector.
Su objetivo: limitar los kilómetros recorridos por los camiones recogiendo leche de las granjas.
Cuando lo usan, los fabricantes acuerdan que la lechería más cercana a un criador recoja su leche, incluso si está bajo contrato con un competidor.
El criador es pagado por el fabricante con el que ha firmado un acuerdo comercial. Luego, las dos empresas hacen sus cuentas y se reembolsan mutuamente a través de un sistema de “refacturación”.
“Es una solución encontrada para facilitar la logística de recogida. Miles de camiones recogen leche cada día en Francia, en zonas a veces de difícil acceso”, argumenta esta fuente.
“Cuanto más corta es la recogida, más minimizas los riesgos para la salud”, defiende el industrial, hablando bajo condición de anonimato.
Según él, este arreglo también le permite al criador elegir el industrial al que desea vender su leche, y no seleccionar por defecto el más cercano a su finca.
En su web, la interprofesional láctea Cniel habla de “intercambios de buenas prácticas entre queserías”. Ella se negó a comentar sobre la investigación en curso.
La Autorité de la concurrence señala que “las empresas no visitadas” pueden presentar su “programa de clemencia”: las empresas que denuncien su pertenencia pasada o actual a un cártel pueden beneficiarse de un trato favorable, con “inmunidad total o parte de la multa incurrida”.