El dulce de leche es uno de los tantos inventos que enorgullecen a los argentinos.
Tanto que las teorías acerca de su creación son muchas (la más difundida indica que surgió en Argentina en 1829, cuando una cocinera de Juan Manuel de Rosas olvidó una cazuela con leche y azúcar en el fuego por demasiado tiempo).
Sin embargo, esta preparación se consume en distintos países latinoamericanos bajo nombres diferentes.
El dulce de leche tiene distintas versiones en Latinoamérica. Foto: Grok.
Aunque en las naciones limítrofes parece no haber diferencias sustanciales con el producto nacional -tanto en Uruguay como en Chile y Paraguay se lo consume sin variantes- algunas variantes en Latinoamérica sí modifican su receta: la cajeta, en México y el arequipe o manjar blanco en Perú, Colombia y Chile son algunas de las distintas opciones en la región.
Las distintas variantes de dulce de leche en Latinoamérica
En Tarija, Bolivia, se lo usa como relleno para hacer un postre llamado hojarasca, capas crocantes de masa tipo galleta marinera que se venden en la calle. Y el dulce de leche artesanal (3 litros de leche y uno de azúcar, más el bicarbonato) es el que predomina frente al industrializado.
En Brasil sucede algo parecido, ya que prácticamente no se lo ve en supermercados. Sí se hace el doce de leite casero, aunque con el doble de azucar: 1kg por cada 1 ½ litros de leche. Y son típicas de Minas Gerais unas barritas de dulce de leche más espeso.
Dulce de leche. Foto: Grok.
Las denominaciones empiezan a cambiar a medida que los países son más lejanos a Argentina. En Perú lo llaman manjar blanco o arequipe, pero la preparación no cambia: leche de vaca con azúcar y bicarbonato, o bien leche evaporada o leche condensada.
Como en el resto de América, en México se elaboran dulces de leche desde la época virreinal, solo que en lugar de leche de vaca se utiliza leche de cabra. El nombre de “cajeta” proviene de las cajas donde antiguamente se almacenaba el dulce.
