La firma láctea bonaerense logró crecer 30% este año. Su estrategia se basa en aprovechar el impulso de segundas marcas y la venta directa al público.
Clave. Uno de los locales de la cadena láctea de Luz Azul.

El desguace de SanCor, una de la principales firmas lácteas de la Argentina, junto con condiciones de mercado específicas como la caída de los precios internacionales de la leche en polvo y la necesidad de los consumidores de conseguir valores más accesibles en las góndolas, este año dieron lugar al crecimiento de las segundas marcas. Y, por ende, de las pymes lácteas que esperaban una oportunidad. Tal es el caso de Luz Azul, que está logrando cerrar este año con un crecimiento del 30% en producción y en facturación sobre la base de un modelo de negocio donde la clave es la venta directa al público.

La compañía que tiene su planta de producción ubicada en la ciudad bonaerense de Azul, donde recibe diariamente entre 85 y 90.000 litros diarios de leche, está especializada en quesos de pasta blanda (cremoso, por salut), semiduros (pategras, fontina y gouda, entre otros) y de pasta dura (sardo, provolone y parmesano, etc.), además de dulce de leche.

Este año la empresa de capitales nacionales logró abrir nueve nuevos locales y en total ya cuenta con 33 puntos de venta distribuidos en todo el país.

“Creo que este fue el año en el que los consumidores se dieron cuenta de que las pymes podemos producir quesos de mucha calidad a precios accesibles e incluso más competitivos que los de las grandes empresas”, detalló a Ámbito Financiero Gabriela Benac, gerente de la firma.

Desde la empresa también explican que logran ofrecer precios más competitivos gracias a que en su canal comercial no hay intermediarios: “Estamos prácticamente en todos los eslabones de la cadena, recolectamos la leche, la procesamos y en nuestro transporte propio también la distribuimos en los locales para que llegue directamente al público. A la par, rubricamos alianzas con otras pymes para que sumen productos lácteos que nosotros no producimos o de otro tipo que se complementan con los nuestros como, fiambres, tapas de empanadas, tartas, etc.”, explica Benac.

Las franquicias de la empresa cumplen un rol clave. Por el momento, cuenta con seis locales propios y el resto está en manos de terceros. Benac cuenta que la inversión estimada para instalar un local de la marca es de unos 50.000 dólares y que incluye, además de la mercadería de la empresa y la maquinaria necesaria, la capacitación al personal y el asesoramiento de Luz Azul.

Por otra parte, la firma este año también concretó una inversión millonaria para sumar más tecnología a su planta que le permite aprovechar el concentrado de suero, que luego comercializa a firmas dedicadas a la nutrición o panificados.

A su vez, para el próximo año el objetivo es continuar creciendo en el mercado interno, en producción y en bocas de expendio. El objetivo de Benac es un local nuevo cada mes: “La idea es apostar siempre a más, ojalá la economía nos ayude. Las pymes lácteas todavía tenemos mucho por crecer”, cerró la empresaria.

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