El proyecto cooperativo prevé alojar 1.200 vacas, distribuidas en cuatro galpones con condiciones controladas, a fin de maximizar el confort animal, la conversión de alimentos en leche y minimizando las emisiones de gases en la atmósfera.

Los ambientes tendrán un sistema de ordeñe robotizado, las vacas tendrán un sector de alimentos de consumo programado y contará con un sistema de efluentes residuales generados por el galpón.

La limpieza se va a hacer con agua recuperada, con sistema de inundación y todos los efluentes serán reutilizados: la parte liquida para volver a higienizar los pisos de los galpones luego de un tratamiento, y la parte sólida para generar bioenergía a través de un biodigestor.

Ércole Felippa, presidente de la Cooperativa de Tamberos, señaló: «Dentro de nuestros objetivos estratégicos está el de generar mecanismos para contener a aquellos productores que por distintas razones deben abandonar la actividad. Por eso hemos creado herramientas para que sigan dentro del sistema, como este tambo asociativo plenamente robotizado, que nos va a permitir producir un volumen importante de la leche que la cooperativa procesa actualmente».

Esto va a tener un efecto directo sobre la generación de mano de obra en la zona y un impacto en la calidad de la leche, en la estabilización de la leche producida.

«La idea es tratar de minimizar el impacto ambiental y a la vez permitir a los productores que, por algún motivo no pueden continuar en la producción lechera, integrar su capital. Pretende ser un sistema de extensión, de transferencia de tecnología donde el socio de la cooperativa extrapole la experiencia a sus establecimientos, en un camino que creemos que es el de la innovación, la mejora tecnológica, el mejor uso de los recursos que va brindar mayor sustentabilidad al tambo argentino», destacó el gerente de Producción Primaria de Manfrey, Fabian Manzi.

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