El hecho es que en el último ejercicio la compañía láctea argentina, propietaria de la emblemática marca La Serenísima, registró una pérdida de 240,4 millones de pesos como resultado operativo, lo que implica que la empresa sigue perdiendo dinero con la producción y comercialización de productos lácteos, que es, precisamente, su razón de ser.

El año pasado se logró recortar la pérdida gigantesca experimentada en 2021, pero los números del negocio siguen en rojo y eso, claramente, es una señal de alerta.

“El incremento registrado en nuestros principales costos no pudo ser trasladado por completo a los precios de venta de los productos comercializados en los diferentes canales de venta retail del mercado doméstico argentino, siendo este el principal de actuación de nuestra compañía concentrando la mayor parte de nuestras ventas”, explicó Mastellone en su último balance.

“Por otra parte, el atraso cambiario afectó el resultado de las operaciones de exportación, a pesar de los mayores precios FOB promedio en dólares, los cuales han crecido un 15% respecto al año anterior”, añadió.

Es decir, tal como sucede con muchas empresas agroindustriales, Mastellone sufre la “doble Nelson” aplicada por el Estado nacional: la imposibilidad de vender en el mercado interno por encima de precios máximos determinados por la Secretaría de Comercio y las “retenciones cambiarias” aplicadas a las ventas externas.

“Entre los efectos positivos que la compañía pudo capturar en el año, se destaca la performance positiva registrada por nuestras subsidiarias del exterior, producto de una eficaz combinación de mayores volúmenes de venta con adecuados precios de venta, y el resultado de nuestras acciones de eficiencia sobre nuestra estructura de costos”, remarca el balance.

Lo que Mastellone no pudo ganar en la Argentina, sí lo pudo generar en Brasil a través de su controlada Leitesol, dado que allí no existen precios máximos impuestos de manera forzosa al sector privado ni “retenciones cambiarias” para licuar la rentabilidad de los exportadores.

El resultado neto del ejercicio 2022 terminó registrando una ganancia de 1358,5 millones de pesos (después de impuestos), per eso no se debió al negocio lácteo, sino a ganancias por factores financieros y cambiarios.

De todas maneras, la conducción de Mastellone –en manos del grupo Arcor– no pierde las esperanzas al esperar una situación más favorable luego de las elecciones presidenciales de octubre próximo.

“La evolución del consumo será clave para el desarrollo de nuestras acciones comerciales. Tenemos la expectativa que pueda registrarse una mejora de este indicador sobre todo para la segunda mitad del año. Tomando esta consideración es que vemos prudente y adecuado prever que los volúmenes de ventas en el mercado doméstico puedan crecer un 1% durante 2023, en comparación con el año anterior, considerando dentro de esta cifra el efecto de los lanzamientos de productos previstos para el año”, auguró la empresa fundada por Pascual Mastellone.