Lo cierto es que a 60 días de haber asumido el nuevo gobierno no se ha designado al Director de Lechería de la Nación que permitiría comenzar a trabajar en una política lechera nacional y continuar con algunas iniciativas que se habían puesto en marcha.
La lechería argentina no está en condiciones de funcionar en piloto automático porque tiene muchas asignaturas pendientes y ante semejante vacío institucional se corren muchos riesgos. En tiempos que se requiere de mayor previsibilidad para trabajar y proyectar un razonable crecimiento resulta que la cartera de “Lechería” está acéfala, sin señales. Aunque por trascendidos de habla de algunos posibles candidatos cuyos nombres generan aún mayor preocupación. Simplemente porque se trata de nombres que no gozan de una valoración moral en el sector y cualquier decisión errónea podría generar mucho daño a la actividad. Como es natural, se requiere de alguien con conocimientos, que sepa entender el funcionamiento de la cadena láctea, de sus necesidades y reclamos, de la importancia que significa tener un funcionario con buena llegada de diálogo a todas las partes de la actividad láctea. Que sepa escuchar e interpretar las situaciones coyunturales y las propuestas de largo plazo, y aliente a un crecimiento sostenido con políticas claras, con respaldo estadístico y análisis pormenorizado para desarrollar una lechería sostenible en el tiempo. Debe haber certezas, debe haber líneas de financiación para que tanto los productores y el sector industrial puedan actualizarse tecnológicamente y volver a ser competitivos ante el mundo.
Un mundo que sorprende por su constante innovación tecnológica mientras nuestros tambos tienen una obsolencia superior a los 20 años. Aún así debemos ponderar el esfuerzo de los productores lecheros del país por continuar produciendo con limitaciones que preocupan y traban el desarrollo del sector, con el agravante de falta de caminos y un déficit general de infraestructura. Hay mucho por hacer.
Nuestra Mesa expresa su predisposición al diálogo y sugiere que el nuevo Director de Lechería sea designado con el consenso de los principales actores de la cadena para evitar la improvisación ante una designación que genere un mal comienzo de gestión.