Galicia es el gran manantial de leche de España y sus granjas pueden presumir de producir el oro blanco de más calidad entre las comunidades, pero sus ganaderos han sido históricamente los peor pagados de todo el país. Ese diferencial negativo para las explotaciones gallegas no es, por lo tanto, nada nuevo, pero en los últimos meses las organizaciones agrarias han vuelto a poner el foco en lo que consideran una brecha sin justificación a día de hoy que tiene un impacto evidente en la cuenta de resultados del sector.

Un ejemplo ayuda a entender la situación. En el primer semestre del año, el precio medio pagado por la industria a las granjas gallegas fue de 47,5 céntimos por litro —teniendo en cuenta las primas o penalizacines por calidad y antes de sumar el Iva—, mientras en Asturias el importe se situó en 53 céntimos y en Castilla y León, otra comunidad limítrofe que también está en los primeros puestos de producción, el promedio fue de 51,2 céntimos.

Con estos datos sobre la mesa es sencillo calcular que si los en torno a 1.500 millones de litros de leche que salieron de las explotaciones gallegas en la primera mitad del año se entregasen en Asturias, los productores ingresarían en conjunto 82,5 millones de euros más, unos 14 millones de media más al mes. Con el precio de los leoneses serían 9 millones adicionales al mes.

Son hasta más de 5 céntimos por litro de diferencia entre la autonomía mejor y peor remunerada. Y respecto a otras como Andalucía y Cataluña, áreas también con cierto
peso en el lácteo nacional, el diferencial negativo para Galicia oscila entre los 2,5 y 4 céntimos.

Motivos de siempre, que se repiten

¿Hay razones que puedan explicar el porqué de esas brechas? “Os motivos non existen, o que hai son excusas da industria para abaratar a materia prima alí onde ten o maior volume de abastecemento”, sostiene el secretario general de Unións Agrarias, Roberto García. Y es que Galicia es, con mucha diferencia, el territorio que más leche aporta al copar el 41% de la producción. A mucha distancia están Castilla y León, con el 12% del volumen —y menos de la mitad de litros— y Calatuña, con el
10% y menos de la cuarta parte.

Uno de los argumentos usados por las empresas que recogen y transforman la materia prima es que su producción en una esquina de España genera un coste mayor a la hora de transportar el producto ya elaborado hacia donde se concentra el consumo, que es en el centro y sur del país. Pero también Asturias o algunas zonas de Castilla y León están alejadas y los precios al ganadero son más altos.

Roberto García explica, además, que esos kilómetros de transporte es algo que la industria hoy no puede evitar, pues en los centros de consumo la producción de leche se ve lastrada por factores como la climatología adversa o la falta de ganaderos. En Galicia, aunque el número de explotaciones siguen descendiendo, las que continúan generan más leche.

Otro argumento que suscita malestar entre los representantes de los ganaderos es que en Galicia los costes de producción son más bajos que en otras zonas como Andalucía porque aquí la climatología juega a favor para producir forraje propio. García defiende que este aspecto no puede justificar precios diferentes.

Antaño, la industria podía esgrimir también que los costes de recogida eran más elevados en una Galicia con muchas más granjas, la mayoría de pequeño tamaño, y caracterizada por la dispersión, pero hoy la producción está mucho más concentrada.

Con este telón de fondo, el profesor de Economía Aplicada Edelmiro López Iglesias señaló en una reciente entrevista con este diario que la “única explicación” que ve al diferencial de precios es la “debilidade” de la industria en Galicia.

La otra brecha: el tamaño importa

Más allá del diferencial de precios con otras comunidades, dentro de Galicia también se da una brecha entre granjas en función del tamaño. Por leche de igual calidad, las que entregan menos volumen cobran en la actualidad unos seis céntimos menos por litro que las de mayor dimensión, una diferencia que se acorta a medida que la producción aumenta.

En junio, la horquilla oscilaba entre los 40 céntimos por litro pagados de media a explotaciones con menos de 100.000 kilos y los 46,3 abonados a las de más de 700.000. Unións Agrarias denunció recientemente que la recogida de leche en decenas de granjas pequeñas de la comunidad estaba en el aire por la intención de la industria de romper la relación alegando carencias en el manejo o dificultades de acceso con las cisternas.

El precio bajó 5 veces más para las granjas que en las tiendas

Desde inicios de 2022 hasta hoy, las granjas gallegas pasaron de vivir una escalada de precios que los llevó a niveles históricos —en plena lucha de la industria por mantener su cuota en un escenario de descenso de la producción— a encajar un fuerte ajuste a la baja. Desde el máximo que el ‘oro blanco’ del campo marcó en febrero de 2023, cuando rozó de media los 59 céntimos por litro, hasta los 45,6 céntimos pagados por las entregas del pasado junio hay una diferencia de 13,4 céntimos que supone mucho para los ingresos de las explotaciones.

Para hacerse una idea, la leche que los productores de la comunidad vendieron en junio valdría en conjunto unos 4,5 millones de euros más con el precio
récord de inicios de 2023.

En porcentaje, la reducción de precios acumulada en este tiempo es del 22,7%, cinco veces mayor a lo que se ha abaratado el brick para el consumidor. “A distribución está entrando nunha dinámica de gañar cartos no leite cando ata agora sempre xogou a que fora un produto reclamo”,
reprueba el secretario general de UU.AA., Roberto García.

¿Por qué entró la industria en una espiral de bajadas?

La Fenil, la patronal que representa a unas 70 empresas que envasan y transforman el ‘oro blanco’ del campo, denunció en su momento que pagar a las granjas españolas precios que estaban entre los más altos de la Unión Europea había llevando al sector a «perder competitividad frente a sus socios europeos» al “propiciar la entrada en masa en España de lácteos extranjeros, principalmente quesos, a precios más bajos».

La recuperación de la producción también jugó a favor de la industria para ajustar precios, al igual que el alivio en los costes de producción tras el repunte que desencadenó la guerra en Ucrania, con fuertes encarecimientos del pienso o la luz.

¿Cómo se espera que evolucione el precio al ganadero en los próximos meses? Roberto García se muestra optimista sobre la posibilidad de una mejora hacia finales de año o inicios de 2025. Apunta como posibles señales de una recuperación en el horizonte a la evolución que se observa en otras regiones productoras de Europa y a la subida en las cotizaciones de productos industriales como la leche en polvo entera o la mantequilla.

Una potencial subida de precios podría estimular más la producción, que en el primer semestre del año aumentó en Galicia un 2,9% con respecto a un año antes, hasta rozar los 1,56 millones de toneladas. El aumento casi duplicó al del conjunto de España. La comunidad genera más litros con menos explotaciones: 5.463.

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