Un estudio del Journal of Food Science analizó los factores que determinan por qué algunos quesos se derriten y doran mejor que otros al hornearse. Los científicos concluyeron que la mozzarella —por su equilibrio entre grasa, humedad y proteínas— es el queso ideal para la pizza.
Su elasticidad permite que las burbujas de vapor se expandan sin romper la superficie, generando esa textura fibrosa y esos hilos irresistibles al estirar una porción. Además, su punto de fusión y su bajo contenido de grasa evitan que el agua se acumule, garantizando un dorado uniforme y un sabor suave que complementa sin invadir la salsa de tomate.
Quesos como el cheddar o el edam, por el contrario, tienden a formar costras duras o liberar demasiado aceite, afectando la estética y la textura. La física detrás del queso fundido demuestra que no todo lo que se derrite sirve para pizza: la mozzarella no solo funde, sino que emociona.
Fuente: lasexta.com / TecnoXplora, adaptado por eDairyNews.