Nestlé exhibe un sólido desempeño comercial en España, pero ese crecimiento convive con un escenario de ajuste global que incluye un recorte del 6% de su plantilla a nivel mundial, equivalente a unos 16.000 puestos de trabajo, una decisión que genera incertidumbre en todas sus filiales.
La multinacional suiza, que cuenta con unos 277.000 empleados en el mundo, anunció el plan de reestructuración en medio de un proceso de cambios en su cúpula directiva, con la llegada de Philipp Navratil como consejero delegado y del español Pablo Isla como presidente del grupo. El objetivo central es recuperar márgenes y mejorar la eficiencia operativa tras varios ejercicios marcados por presiones inflacionarias y menor rentabilidad.
Por el momento, Nestlé no definió cómo se distribuirán los recortes entre los más de 180 países donde opera. Desde la filial de España y Portugal, su director general, Jordi Llach, explicó que la compañía está evaluando cuidadosamente cada decisión para evitar errores, en un contexto donde las operaciones están cada vez más integradas a nivel global.
España y Portugal se destacan dentro de Europa como mercados de buen desempeño. En el último ejercicio, la filial española incrementó sus ventas un 4%, hasta los 2.582 millones de euros, y se encamina a cerrar 2025 con un crecimiento cercano al 5%. A nivel global, Nestlé facturó 70.183 millones de euros en los primeros nueve meses del año.
Sin embargo, los buenos resultados comerciales no alcanzan para compensar la presión sobre los márgenes. El fuerte aumento de los costos de materias primas, especialmente del café y el cacao, afectó la rentabilidad del grupo. El precio del cacao, por ejemplo, llegó a multiplicarse por cinco en los últimos años, dificultando el traslado total de esos incrementos al consumidor final.
En este contexto, Nestlé se fijó como meta reducir costos por unos 3.000 millones de francos suizos hacia 2027. Entre las medidas analizadas se incluyen una mayor estandarización de procesos, automatización industrial, compras más eficientes y una revisión del portafolio de negocios, con foco en categorías estratégicas como café, alimentos para mascotas y nutrición.
Las plantas españolas continúan operando a buen nivel y mantienen un rol clave dentro del esquema productivo europeo. La fábrica de Girona abastece con café soluble y cápsulas a gran parte del continente, mientras que la histórica planta de La Penilla, en Cantabria, recibió inversiones por unos 75 millones de euros desde 2020 y produce chocolates, cereales y otros alimentos.
Más allá de los ajustes, la compañía busca diferenciarse de la marca propia de los supermercados a través de innovación y valor agregado. Nuevos formatos de café, adaptados a los hábitos de consumo de los jóvenes, aparecen como una de las apuestas para sostener el crecimiento en un mercado cada vez más competitivo.
Así, Nestlé enfrenta una paradoja cada vez más frecuente en la industria alimentaria global: buenos resultados comerciales en algunos mercados conviven con procesos de reestructuración y reducción de costos, en un escenario donde la eficiencia y la competitividad se volvieron determinantes para sostener el negocio a largo plazo.
Fuente: El País






