Según datos oficiales de la Secretaria de Agricultura, el último pico de consumo fue en 1999 donde el consumo llegó a 230,9 litros por habitante, durante el kirchnerismo el promedio de consumo se ubicó en 199 litros por habitante, hoy se encuentra en 183 litros promedio. ¿Qué ocurrió en estos años?
Lo primero que resulta importante es poner las cosas en perspectiva: Argentina sigue siendo de los mayores consumidores de leche por habitante de la región y del Mundo. Con los valores actuales se ubica por encima de países como España, Israel, Uruguay, Brasil, Chile y México. De hecho se posiciona bien por encima del promedio de América del Sur que actualmente es de aprox 145 litros por persona en base a informes recientes de la FAO. Lejos está Argentina de enfrentar, en materia láctea, una crisis en términos de consumo.
¿Por qué cae el consumo de leche? Por dos factores concurrentes: una caída del poder adquisitivo de las personas que ha estado en estos últimos 4 años en torno al 20% y un aumento en el precio relativo de la leche que viene recuperando márgenes desde agosto 2018. Para entender la tendencia, en este último año el precio de los productos lácteos quedó un 25% por encima del promedio de salarios. Es decir, la leche se encareció en relación a otros productos y, a su vez, los consumidores poseen un menor poder de compra. Y a pesar de esto el consumo de leche actualmente se encuentra un 8% por debajo del consumo promedio durante el kirchnerismo. Esto es lo que se ve. Pero hay algo mucho más importante que no se ve.
Lo que no resulta tan obvio y merece especial atención es lo que viene pasando en la industria láctea. El año pasado Argentina logró incrementar sus exportaciones lácteas en un 37% y este año la tendencia creciente se mantiene. Asimismo se logró frenar la tendencia de cierre de tambos que durante el kirchnerismo llegó a cerrarse un tambo por día a raíz de las políticas del gobierno anterior que llevaban a tener un producto barato en góndola a costa del productor y que terminó favoreciendo la destrucción de miles de puestos de empleo y PYMEs en el sector lácteo. En números, cerraron en promedio 377 explotaciones lecheras por año durante el kirchnerismo. Tendencia que logró quebrarse durante el último período del Gobierno de Macri gracias a que se logró recuperar la rentabilidad en el sector y particularmente la del productor.
¿Qué está pasando entonces? Hoy tenemos un sector lácteo que después de muchos años logró frenar la tendencia de destrucción de PYMEs y de concentración de la oferta. Se está logrando desarrollar el comercio exterior que le deja el doble de margen al productor que la comercialización doméstica (31% comercio interno vs 66% comercio externo) permitiendo el desarrollo de la industria nacional y de las producciones locales. Todas estas son buenas noticias para la Argentina salvo, claro, la caída en el consumo. Pero no podemos sostener un nivel de consumo artificialmente alto a costa de las PYMEs y los puestos de trabajo relacionados. Estamos ante un escenario de mejoría de un sector en el que podemos ser jugadores relevantes a nivel internacional (hoy no estamos ni en el top 10). Esto permite un crecimiento sustentable del nivel de consumo de leche per capita a raíz de un crecimiento en la productividad del sector, cosa que no se puede hacer sin que haya rentabilidad positiva e inserción internacional.
De hecho se consiguió el máximo de consumo per cápita durante el kirchnerismo en 2015 donde el productor recibía la mitad en términos reales de lo que recibía hoy día. No fue magia, fue destruir a un sector para que hubiera mayor consumo. Hoy se logró mejorar el ingreso del sector y particularmente el del productor. Se mejoró en un 50% el ingreso del productor, en términos reales el precio de los productos lácteos aumentaron un 30% por encima de los salarios, las exportaciones vienen creciendo significativamente y su consumo doméstico sólo cayó un 8% en relación al promedio del kirchnerismo a nivel doméstico a pesar de una caída de un 20% del salario real. La foto es alentadora para el sector a pesar del contexto de crisis.
Quizás la foto actual no es la más feliz vista por el lado del consumo pero el problema de comparar cifras de consumo sin ver, a su vez, lo que está pasando en el sector nos lleva a comprarnos espejitos de colores o fantasear con que podemos comernos a la gallina de los huevos de oro destruyendo a los productores como si fuera algo bueno. Y no, no lo es.
*Los cuadros y datos citados surgen de las estadísticas oficiales del OCLA.
** Comparto un video de una clase en el marco de la diplomatura en emprendedorismo politico donde comento el tema: