ESPMEXENGBRAIND

1 Nov 2025
ESPMEXENGBRAIND
1 Nov 2025
Una receta familiar con dulce de leche transformó la repostería nacional. Así nació el Rogel, ícono del sabor y la tradición argentina.
Cómo un cambio en la receta dio origen al clásico Rogel argentino
La historia de la empresa Rogel Charo Balbiani

Una historia de tradición, ingenio y dulce de leche

Detrás de uno de los postres más emblemáticos del país hay una historia tan dulce como su sabor. Hace más de seis décadas, Charo Balbiani transformó una receta familiar europea en una creación profundamente argentina: el Rogel, esa combinación perfecta de masa crocante, dulce de leche y merengue que hoy forma parte del ADN gastronómico nacional.

“Mi mamá necesitaba trabajar para ayudar a mi papá y empezó a hacer tortas en casa. Yo la ayudaba. Usábamos lo que teníamos, sin fórmulas ni maquinaria. Era la cocina familiar, con olor a horno y harina en el aire”, recuerda Charo. En aquel pequeño departamento de Recoleta nacería un clásico.

El toque argentino que cambió la historia

La receta original, traída por su tío desde Europa, llevaba relleno de frutas. Pero Charo decidió reemplazarlo por dulce de leche, un gesto simple que cambió para siempre la pastelería argentina.
“El cambio clave fue ese: ponerle dulce de leche y hacerlo argentino. Fue una pequeña revolución”, confiesa.

La nueva versión conquistó a los clientes y pronto se convirtió en una tradición. Lo que comenzó como un experimento casero se transformó en una marca registrada y en una historia que se transmite de generación en generación.

De la cocina familiar al símbolo nacional

A lo largo de los años, el Rogel se instaló en las mesas de cumpleaños, casamientos y celebraciones familiares. “Me emociona pensar que hay miles de personas que preparan su propia versión. Ya no es solo nuestro, es de todos los argentinos”, dice Balbiani.

El postre también dio origen al ‘Rogelito’, una versión en formato de alfajor triple que nació casi por casualidad y terminó siendo un éxito entre los clientes. “Usamos una lata de paté como molde, y gustó tanto que nunca más dejamos de hacerlo”, recuerda entre risas.

El secreto de un clásico

Para Charo, la clave de un buen Rogel está en la calidad y el amor con que se hace: “Nunca bajar la calidad ni las cantidades para ahorrar costos. Y hacerlo siempre con amor, en forma artesanal”.
Defiende el valor de lo clásico frente a las modas gastronómicas: “No necesita reinventarse porque ya es parte de nuestra cultura, como el mate o el flan”.

Hoy, con más de sesenta años de historia, la empresa familiar sigue activa bajo el liderazgo de su hijo Javier. “Empecé con mi mamá, seguí con mi marido, y ahora continúa mi hijo. El Rogel es parte de nuestra familia y de la Argentina”, afirma.

Un legado con sabor a historia

Desde aquella cocina porteña hasta las vitrinas de las confiterías, el Rogel se convirtió en un símbolo de unión, herencia y sabor. “Es un postre que define a los argentinos: simple, dulce y familiar. Como nosotros”, resume Charo.

Su legado sigue creciendo, con nuevos proyectos que incluyen dulce de leche, licor y otras creaciones inspiradas en la receta original. Pero, más allá de los productos, Charo lo tiene claro: “El verdadero secreto está en compartir. Porque las tortas unen a la gente”.

 Fuente: La Nación 

Te puede interesar

Notas Relacionadas

Destacados

Sumate a

Más Leídos

Mundo

Seguinos

¡Tu suscripción se ha realizado con éxito!

Revisa tu email y haz clic en el botón de confirmación para completar la suscripción.