Oscuro historial de los negocios con Venezuela: las firmas locales que entraron en zona de riesgo por venderle al país de Maduro
Crónica de cómo lo que en algún momento fue visto como la mejor oportunidad de ganancias se tornó en la peor trampa comercial para las empresas argentinas
Hay un oscuro historial relacionado con las empresas argentinas que alguna vez hicieron negocios con Venezuela. Muchas de ellas, especialmente las que más volúmenes comercializaron y más dependientes se hicieron de la demanda de ese país caribeño, terminaron en crisis.
Algunas quebraron. Otras entraron en concurso y terminaron pasando de manos. Una muy importante, como Ternium, quedó en medio del escándalo de corrupción revelado en “los cuadernos” y su presencia y posterior salida de ese mercado tuvo mucho que ver en eso.
Así, en tiempo récord, Venezuela pasó de ser un mercado de destino casi ideal para las compañías locales -porque aseguraba negocios rápidos y pagaba, en muchos casos, precios por encima del promedio- a convertirse en una “trampa comercial” de la que muchas firmas no tuvieron salida.
Hoy, la nación que vive una crisis histórica en medio de la disputa de poder entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición -representada en Juan Guaidó- es una triste sombra de lo que supo ser en término de flujos comerciales para la Argentina.
Pero aun considerando el momento récord, aun teniendo en cuenta que llegó a ser el quinto destino en importancia para las empresas locales, los expertos consideran que fue un “experimento” insostenible.
“Venezuela fue importante como destino de nuestras exportaciones. Pero la experiencia entre el kirchnerismo y el chavismo no fue buena. La relación dependió mucho del impulso político. Y cuando éste se terminó, los negocios desaparecieron”, señala el consultor Marcelo Elizondo.
Al analizar cómo evolucionó el flujo de exportaciones hacia ese destino, se puede observar claramente cómo la buena relación en épocas de Néstor y Cristina se transformaron en negocios. Especialmente, luego de haberse alcanzado el acuerdo “petróleo por alimentos”, con el cual Venezuela se garantizó una importante provisión de bienes clave, como carne aviar y leche en polvo, mientras que la Argentina se beneficiaba con energía, cuya producción nacional venía en decadencia.
Así las cosas, entre el año 2012 y 2013, los despachos hacia ese destino superaban por primera vez los u$s2.000 millones.
El país caribeño llegó a ser el principal comprador de leche entera en polvo nacional; el tercer mayor demandante de carne deshuesada y el octavo para el aceite de soja, según un informe de la consultora DNI. Pero también, Venezuela fue relevante en otros rubros, como maíz, vehículos, tubos sin costura y autopartes.
Sin embargo, este flujo se hizo insostenible, básicamente porque dejó de contar con los dólares necesarios para bancar estas importaciones.
“Maduro terminó por destruir la economía. En términos económicos sufren hiperinflación, hay una absoluta pérdida de confianza por parte de los operadores económicos y una retracción de todas las variables: consumo, inversión, producción y ahorro. Hoy venderle a Venezuela es muy riesgoso porque no hay garantía de cobro, ni jurídica ni de cumplimiento de contrato”, detalla Elizondo.
Y así como en el momento récord la Argentina llegó a despachar mercadería por un valor superior a los u$s2.200 millones, en los últimos años, especialmente desde que Cambiemos llegó al poder, los flujos se desplomaron.
Para 2016 fueron u$s700 millones; en 2017, las exportaciones bajaron hasta los u$s245 millones y el año pasado apenas alcanzaron los u$s156 millones, el peor registro en más de una década.
Actualmente, este mercado tiene un peso absolutamente marginal en el total de exportaciones nacionales, con un share de tan solo 0,25%.