El tambo queda en la zona de Pozo Borrado, un pueblito de Santa Fe que estos días hace honor a su nombre. Como el tambo, también ha sido tapado por un mar que baja sin pausa desde Santiago del Estero.
Bichos de Campo habló con Adrián Andreu, un productor de solo 38 años. Cuando él nació su padre, que ahora tiene 63, ya había fundado el tambo que ahora se ven obligados a cerrar. “En el norte de Santa Fe nos gobierna la anarquía. Nadie hace nada para buscar soluciones a las cosas que nos suceden. Los políticos solo se interesan por recaudar los impuestos”, resume Adrián en su desazón.
Los Andreu son una familia de trabajo, que además crea trabajo en su lugar. Adrián vive muy cerca del tambo, en la localidad de Cuatro Bocas, ubicada casi en el límite con Santiago del Estero. El pueblo tiene 120 habitantes y de ellos hay 21 o 22 que trabajan para la empresa familiar. Entre todos hacen agricultura, prestan servicios a terceros, tienen una pequeña flota de cuatro camiones y también administran dos establecimientos lecheros. Con esta decisión, solo uno les va a quedar.
“Nunca echamos a nadie porque somos todos amigos, casi familia, vivimos en el mismo lugar. Pero va a ser muy difícil sostener toda esta estructura en los próximos meses”, confiesa Andreu.
El problema no lo sufren solamente ellos. De los diez tambos que quedaban en al zona de Pozo Borrado, aproximadamente la mitad está buscando otro lugar para llevar/salvar sus vacas. Del lado de Santiago del Estero hay otro establecimiento de ordeñe que el sábado cargó cinco jaulas, rumbo a Ceres. “El gran drama es que ya no vuelven más”, lamenta Adrián.
No tiene miedo este productor en denunciar que del otro lado de la frontera, en territorio santiagueño, los productores han construido decenas de canales clandestinos para sacarse de encima el agua cuando hace falta. Los conductos florecen ante los ojos cómplices de la política local, que permite este descontrol de obras que desagotan los excesos en territorio santafesino. Los Andreu son víctimas de la desidia estatal. Tiene 3,5 kilómetros de campo fronterizo, y por allí les ingresa desde hace varios días una masa de agua constante que llega a tener 40 centímetros de altura.
“Nunca hubo una reunión entre los gobernadores por este tema. Cuando no faltaba el de Santiago, lo hacía el de Santa Fe”, se queja Adrián, que expone así las miserias de la política, que es tan culpable de la inundación como el exceso de lluvias. Reconoce que recién ahora se creó un comité de cuenca que agrupa a ambas provincias. “Ojalá el gobierno nacional les meta presión, aunque yo desconfío mucho”, afirma.