Los productores de leche no quieren incrementar su endeudamiento, esperan la decisión del Inale sobre una propuesta respecto a unos US$ 15.000 y aseguran que la única solución es bajar los costos del país.
El presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), Walter Frisch, dijo que el sector se niega a incrementar sus “créditos caros”, y señaló que el sector productivo ha hecho un planteo al Instituto Nacional de la Leche (Inale) respecto a “suma interesante en garantía del fondo lechero que estaría libre y la opción es recuperarla en efectivo o usarla como garantía. La idea es que nos pongamos todo en la mesa buscando un acuerdo”.
Esa suma “quedó sin utilización y uno de dos: la cobramos y eso requiere sanción del Parlamento, o la usamos como garantía de una inyección para capitalizar nuevamente una herramienta financiera que sacamos el año pasado, la famosa herramienta financiera del sobreprecio de leche”, comentó.
Los productores no saben cuándo tendrán respuesta del Inale pero esperan que sea “esta semana” aunque uno de los problemas es que la Comisión Directiva se ha demorado en conformarse debido al coronavirus y las gremiales tienen que decidir quiénes serán sus delegados. “Para los productores es fundamental” que se resuelva.
La lechería tiene graves problemas de rentabilidad y “no se trata de que nos regalen plata, pero se necesitan créditos baratos”, destacó, y agregó que los tamberos “tenemos un cúmulo de pagos para adelante, con productores en emergencia climática”.
El problema de la lechería es “de márgenes”, es un sector que “no está dando márgenes, está muy acotado” y “si lo razonamos en dólares, estamos cobrando 27 o 28 centavos, lejos de las pretensiones que teníamos de 30 o 31 centavos. Pero entendemos que hay también hay problemas en el funcionamiento de costos de la industria, toda la industria está complicada”, sostuvo.
Recordó que Conaprole “dio pérdidas en sus dos últimos ejercicios” y en el próximo tiene que corregir eso “porque va a perder la calificación para los créditos”. Conaprole es “la inventora del fondo anticíclico del precio de la leche y la verdad que tenía una robustez muy grande, que la tiene aún, paro hasta las catedrales se caen”.
Frisch se refirió a la incertidumbre del mercado y de los precios, “no se sabe qué va a pasar”. Aquellos que “estén bien, quienes estén sanos financieramente” son los que van a soportar, “pero a una cooperativa con ejercicios a pérdida no podemos pedirle robustez”
Consideró que “es comprensible” lo que explican los directores de las industrias, pero “nosotros también necesitamos precios, si no hay precio no hay estímulo para producir”.
“No se puede tratar a los productores con la opción de que extreme su producción o desaparecer”, dijo Frisch
“Esto empezó en 2017, son cuatro años de andar mal, si somos malos en la producción de leche hay que producir otra cosa”, pero no se puede segur así, comentó, y recordó algunos hechos que incidieron en la debacle: “las negociaciones salariales” con aumentos por encima de la productividad de aquel momento”; Venezuela que generó crecimiento industrial porque “pagaba cualquier precio, y llevó a que algunas industrias tuvieran conversiones importantes que al caer el mercado no pudieron pagar, y eso repercute en el precio de la leche”; y “arrastrar deudas de mercados que no pagan, también dificulta las cosas”.
Por aquellos “acuerdos salariales a los que se llegó, muchas industrias chicas se tuvieron que descolgar y algunas extranjeras se retiraron por falta de mercados y por desacuerdos en lo laboral, me refiero a Ecolat, Schreiber Foods y Pili que se terminó fundiendo el año pasado”, añadió el presidente de la ANPL.
El resultado fue que haya menor demanda de leche, “concentración del mercado en pocas industrias que casi todas andan relativamente mal, y terminamos con una leche que no compite, sin puja por tener más precio, y por lo tanto no se paga bien”.
Tenemos que bajar los costos
Uno de los principales problemas de Uruguay es el de los costos. “Los costos más importantes en los tambos son en dólares, los fertilizantes y todos los servicios son en dólares” porque “la gente se refugia en dólares para no tener problemas en el tipo de cambio”.
El productor lechero cobra en pesos pero paga sus insumos en dólares, y “una variación de más del 20 % como tuvimos en el tipo de cambio hace que de un día para el otro nos aumenten los costos ese 20 % porque el dólar subió, pero el precio de la leche no se tocó. Por lo tanto lo que uno cobra rinde menos para ir a comprar dólares y salir a pagar la ración, los fertilizantes y todos los servicios. Es como una doble espada de Damocles”, dijo Frisch.
Las industrias “también tienen sus problemas, y las que exportan cobran en dólares pero esa ganancia no se pasa rápidamente. Recientemente Conaprole tomó medias al respecto, y ahora “estamos esperando para el fin del ejercicio para que haga una liquidación por el tipo de cambio”.
Cabe señalar que según pudo saber La Mañana, en junio Conaprole convocará a una Asamblea de los 29 para el cierre del ejercicio que termina el 31 de julio, y anunciaría el pago de una reliquidación en dólares.
Hay buen vínculo con los bancos
Respecto a los bancos, Frisch dijo que el vínculo con el sector “es muy bueno” y que a los bancos “les gusta mucho el sector lechero, hay muchos planes de la banca pública y privada, siempre está mirando y atendiendo” porque somos “un pagador seguro, un sector que siempre está invirtiendo, además de que mueve dinero todos los meses, cosa que en otros sectores no siempre se ve”.
“Pero el problema no son los bancos, sino que no tenemos margen. Necesitamos tener margen y no lo estamos teniendo”.
Las opciones son “bajamos los costos o subimos el precio de la leche. El precio de la leche sabemos a cuanto está en el mercado internacional y no podemos estar pensando que me paguen 40 centavos de dólar, eso no existe, pero tenemos un problema, un rezago, tenemos las tarifas que hemos denunciado que están altas respecto a nuestros competidores, y al llevar ración hasta un tambo el transporte te lo pasa, el productor de ración te traslada todos los costos. El uruguayo es el flete más caro del mundo, son cosas que padecemos todos los sectores: sojero, arrocero, la carne, todos lo padecemos, y es por la falta de rentabilidad que tenemos en el campo”, comentó.
Respecto al mercado internacional, el gremialista dijo que hay un tema de precio y otro de mercado. El precio ha caído y está a US$ 2.700 (la tonelada), sería que subiera a US$ 3.000, señaló. Pero en caso de subir los mercados están con dificultades: “Brasil ni China compras, y Argelia está con una Europa que le tira la leche por la cabeza”. A Europa le sirve “sacarse el sobrante a US$ 2.700, pero para nosotros que exportamos todo esos 2.700 no dan para nada, es un desastre de precio”.
La falsa dicotomía
“No se puede tratar a los productores con la opción de que extreme su producción o desaparecer, dijo Frisch. Explicó que para mejorar la productividad “muchas veces se necesita mayor inversión y la mayor inversión va con la mayor escala, en Uruguay el 60 o 70 % de la producción lechera es de pequeños productores”.
Más del 60 % de producción, es de “emprendimientos familiares que sin un grandísimo capital trabajan muchísimo, y cuando el margen se acota tienen mucho menos espalda que un establecimiento grande que capaz es menos productivo pero la escala lo ayuda”, enfatizó.
“Los productores siempre nos hemos negado al progreso de la escala, porque si eso sucediera lo que va a pasar es que quedará un solo tambo grande, y con un tambo grande todos los uruguayos toman leche”, aunque eso implica perder la producción familiar y todos los beneficios de tener los tambos en el campo, agregó.
Asimismo subrayó que ningún eslabón de la cadena láctea logra grandes ganancias con la leche en bolsa, cuyo precio al público es barato, tratándose de un producto tarifado. “Si sacan la leche tarifada el precio se iría a más de 40 pesos, pero que sea tarifada es un freno: es para defender el consumo y los cinturones marginales de la población”. Y los comercios la venden porque “junto con la leche venden un pan, un pedazo de carne o cualquier otro producto, terminan vendiendo algo más, pero su margen es muy acotado. Con la leche no hay nadie que gane mucho, todo está regulado y acotado”, concluyó.