Los productos lácteos enteros tienen un efecto positivo sobre el riesgo de enfermedades crónicas, en un momento en que las cardiopatías, la diabetes y la obesidad afectan a una parte importante de adultos y niños. Un estudio reveló que una dieta con mayores cantidades de fruta, verdura, legumbres, frutos secos, pescado y lácteos integrales está asociada a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, especialmente en los países con menores ingresos, donde el consumo de estos alimentos es limitado. Otro estudio que examinó la relación entre el consumo de distintos tipos de lácteos grasos y el riesgo de diabetes encontró asociaciones protectoras para los tipos de lácteos ricos en grasa.
Además, la ciencia actual sugiere que los alimentos lácteos con alto contenido en grasa pueden tener efectos positivos sobre la salud cardiometabólica, dependiendo del estado de salud general del individuo.
Estas asociaciones positivas con los alimentos lácteos enteros no se basan en nutrientes individuales, sino en la matriz láctea, que incluye los componentes nutritivos y no nutritivos de los alimentos: vitaminas, minerales y componentes bioactivos, así como la estructura física, la textura y la forma. Juntos, estos elementos pueden afectar a la digestión, la absorción y las funciones fisiológicas importantes para la salud.
La investigación emergente sobre los beneficios de los alimentos lácteos, incluidas las versiones integrales, es especialmente relevante ahora que la filosofía de “la alimentación es medicina” y los programas resultantes se están generalizando, atrayendo la atención, la acción y el dinero de las comunidades de salud pública y atención sanitaria, los defensores de la política alimentaria y otros.La alimentación es medicina también se considera una solución importante para mejorar la seguridad nutricional y hacer frente a las desigualdades sanitarias que a menudo se observan en comunidades con pocos recursos.Los productos lácteos tienen la oportunidad de ser parte integrante de estos esfuerzos, tanto a través de las contribuciones a los programas federales y de asistencia a la nutrición infantil, como a través de los crecientes esfuerzos que incluyen programas de prescripción de alimentos e incluso comidas médicamente adaptadas.