El sector lácteo argentino estuvo dos meses encerrado en la paritaria láctea, con casi tres semanas de protestas gremiales que incluso complicaron el normal funcionamiento de algunas industrias, hoy, superada esta instancia el foco que viene se corre a varios aspectos, el primero, el precio de la leche cruda.
El 2 de abril escribíamos una columna que anticipaba que el precio pagado en marzo, de 18 pesos, podría marcar el pico anual recibido por los productores. Hoy terminando agosto los valores continúan prácticamente congelados, apenas por encima de ese número.
En marzo el promedio del Siglea fue de $ 18,08, mostrando un incremento interanual de un 73%, y que en dólares significaban 0,27 por litro.
El último tablero sectorial, el de julio, reflejó un precio promedio de $ 18,33, la variación interanual es de un 20%, muy por debajo de la inflación, y en dólares cayó a 0,24 centavos el litro.
Como vemos, el precio no cayó en valor nominal, pero sí lo ha hecho en valor relativo, que es el real en términos económicos.
Hay cierta esperanza en los productores de que este mes haya una suba moderada en el precio de la leche en tranquera, pero seguramente se mantendrá por ahora debajo de los 19 pesos. Una de las razones, hay leche. Y va a seguir habiendo leche, salvo que la sequía continúe más de lo previsto, los próximos meses.
La buena noticia es que esa leche tiene destino. Al principio de la pandemia hubo temor a que una sobreproducción elevara stocks y no tuviese salida, pero el mercado exportador ha encontrado negocios, y en algunos momentos del año con valores más que interesantes. Los primeros 7 meses del año registran un incremento de un 30% en volumen exportado, pero con un precio promedio que cae bruscamente mes a mes, tal como lo consigna el OCLA.
Mientras tanto, el otro mercado, el doméstico, mantiene los precios congelados, ahora extendidos hasta noviembre, con pequeños aumentos otorgados que de ninguna manera cubren la suba de los costos que han registrado las industrias.
Los tamberos ven esta realidad y se preguntan qué va a pasar con ellos, sus costos también vienen subiendo, la rentabilidad es casi nula y no hay buenas noticias que asomen en el horizonte.