Monitorear de manera sistemática el stock y la tasa de crecimiento del pasto es una tarea fundamental para evitar quedarse sin ese recurso o bien subaprovecharlo, además de anticiparse a futuros problemas generados por posibles desbalances entre la oferta y la demanda.

Esa es precisamente la metodología de trabajo que se emplea en diferentes establecimientos de la Argentina y del Uruguay que participan de un proyecto internacional orientado a mejorar de manera sustancial la cosecha de pasto en diferentes condiciones ambientales.

Este proyecto es financiado por el Ministerio de Industrias Primarias de Nueva Zelanda y por Fontagro, una organización creada por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

La iniciativa es liderada por INIA Uruguay y actúan como co-ejecutores el INTA de Argentina y el INTA de Costa Rica. En nuestro país los miembros asociados al proyecto son CREA y Gentos, mientras que en Uruguay es la Federación Uruguaya de Grupos CREA (Fucrea).

“En condiciones desafiantes no queda otra opción más que monitorear el stock y la tasa de crecimiento del pasto”, expuso Germán Berone, técnico del INTA Balcarce durante una reunión virtual organizada por CREA sobre estrategias de manejo de recursos forrajeros en años secos.

Berone mostró la evolución del stock de pasto de un establecimiento localizado en la región Mar y Sierras –que forma parte del proyecto de investigación–, en el cual, con un meta objetivo de 450 kg de MS/ha, se recomendó recurrir a una suplementación estratégica en el bimestre octubre/noviembre, algo que finalmente no se llevó a cabo (gráfico 1).

 

Gráfico 1. Ejemplo de monitoreo de stock de pasto
Gráfico 1. Ejemplo de monitoreo de stock de pasto

 

“La consecuencia de no suplementar fue una marcada disminución del stock de pasto disponible. Al proyectar la situación forrajera futura, podemos anticipar que la oferta de pasto para el rodeo de cría en pleno período de servicio resultará insuficiente”, remarcó Berone.

En cambio, en otro establecimiento que sí procedió a suplementar en octubre y noviembre, el pasto creció de manera significativa. Por esta razón, se estima que, al comenzar el período de producción descendente –potenciado por la sequía–, la caída de la oferta en el período estival no será tan pronunciada (gráficos 2.a y 2.b).

 

Gráfico 2.a. Ejemplo de monitoreo de stock de pasto
Gráfico 2.a. Ejemplo de monitoreo de stock de pasto

 

Gráfico 2.b. Evolución del stock de pasto con y sin suplementación estratégica
Gráfico 2.b. Evolución del stock de pasto con y sin suplementación estratégica

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El investigador de INTA señaló, además, que, de restablecerse la situación hídrica en el próximo mes de febrero, debería evaluarse la conveniencia de realizar una fertilización nitrogenada para generar macollos y promover un crecimiento sustancial de la materia seca disponible.

Otro aspecto central es que, en momentos en que el pasto escasea, siempre deben “castigarse” las pasturas más antiguas y los verdeos anuales, de manera tal de evitar el sobrepastoreo de pasturas jóvenes y pastizales. “Si concentramos los pastoreos en pasturas de reciente implantación, la realidad es que vamos a cosechar muy poco y le vamos a generar un gran daño a la planta”, advirtió.

En eso coincidió José Martín Jáuregui, quien recordó que la alfalfa requiere tiempo para desarrollar un gran sistema radicular. “Si no logramos un volumen de biomasa aérea, no podemos asumir que la alfalfa tendrá una raíz desarrollada, razón por la cual es conveniente demorar lo más posible los pastoreos de las alfalfas de primer año”, aconsejó. En cambio, las alfalfas con más de dos años de vida disponen ya de un sistema radicular que, al ser profundo, puede captar agua de la napa freática y está, por lo tanto, mejor adaptado para resistir déficits hídricos.

Jáuregui, profesor adjunto de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), remarcó que en situaciones de restricciones hídricas es conveniente no realizar pastoreos intensivos, especialmente en el caso de gramíneas, para así cuidar los macollos y promover la vida útil de las pasturas.

“Cuando nos quedamos sin pasto, es habitual que nos desesperemos, pero tenemos que frenar un poco, buscar alternativas y planificar el uso de los recursos para evitar comprometer la productividad futura de las praderas”, apuntó.

Por su parte, Gonzalo Berhongaray, líder del área de Lechería de CREA, recomendó, al momento de planificar el maíz tardío en la presente campaña, emplear híbridos con un ciclo de madurez adecuado y con los últimos eventos que aseguren un control efectivo de plagas y, finalmente, no desatender la fertilización.

“Con respecto al fósforo la recomendación no cambia con la fecha de siembra. Las bases de datos de CREA evidencian que aquellos productores que utilizan mayores dosis de nitrógeno obtienen mayores rendimientos de silo, incluso en siembras tardías”, remarcó Berhongaray.

Por último, el especialista recomendó definir la densidad cerca de la fecha de siembra del maíz tardío en función de los pronósticos meteorológicos, planteando reducciones menores con un buen pronóstico y mayores con peores pronósticos respecto de la densidad empleada en planteos de siembras tempranas.

En tanto, Eric Scherger de la empresa semillera Gentos advirtió que el stock remanente de semillas forrajeras en manos de las firmas del sector es prácticamente nulo y que, debido a las complicaciones presentes en la actual campaña, es recomendable planificar la compra de semilla forrajera con suficiente anticipación.

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