El modelo de producción, transformación y comercialización de Fonterra se pone habitualmente como ejemplo para hablar de integración vertical de la cadena de suministro lácteo. Con un sistema a demanda enfocado hacia la exportación y un engranaje casi perfecto, es capaz de hacer que la leche ordeñada en una granja de Otorohanga (isla norte de Nueva Zelanda) se consuma dos días después en fresco en un hogar de Pekín, a 10.500 km de distancia.
Esa leche sale de granjas como Paterangi Jerseys, una ganadería de 390 vacas en producción que destaca por la calidad de su leche, lo que le permitió entrar en el selecto grupo de explotaciones elegidas por Fonterra para enviar leche fresca a China. Esta explotación fue una de las visitadas por la delegación de ganaderos gallegos que estuvieron a comienzos de diciembre en Nueva Zelanda para conocer de primera mano el sistema de producción del país. Este viaje fue posible gracias al apoyo económico del área de Rural de la Vicepresidencia de la Diputación de Lugo.
“La leche sale de nuestro tanque y en 48 horas está en China. Es algo que impresiona bastante”, asegura Wayne Shaw, socio de esta explotación familiar con más de 200 años de historia. “La nuestra es la segunda granja más antigua de Nueva Zelanda, solo por detrás de la de la corona británica. Mis antepasados proceden de Escocia y desde el siglo XVIII siempre hemos tenido vacas jersey; solo teníamos dos frisonas como mascotas de la granja”, relata.
Es un sistema muy especial, somos muy pocas las granjas seleccionadas por Fonterra para esto
Wayne y su esposa Kate se encargan del trabajo en la ganadería, que gestionan bajo la fórmula de Sharemilking, un modelo de relevo típicamente neozelandés, según el cual reparten al 50% el cheque mensual de la leche con Ray y Marion, los padres de Wayne, quienes son los dueños de las 150 hectáreas de tierra en las que se asienta la granja.
Alta genética jersey
La granja de la familia Shaw destaca por el alto nivel genético de sus animales. Wayne revisa país por país los distintos catálogos de sementales para seleccionar toros de élite para sus vacas. “Uso sobre todo genética extranjera, un 30% son toros americanos principalmente, pero estoy comenzando a usar también genética jersey neozelandesa”, explica.
Busca sobre todo mantener niveles altos de proteína, que se sitúan de media en el 4,4%, mientras que los de grasa alcanzan el 6,1% para una producción media de 22 litros por vaca y día. Están cobrando la leche en estos momentos a 14,5 dólares neozelandeses por kilo de sólidos, 4,5 dólares más de lo que la empresa paga por la leche estándar. Así pues, con las calidades que tienen (10,5 gramos de sólidos en un litro) Paterangui Jerseys está vendiendo en este momento el litro de leche a 1,52 dólares neozelandeses, que equivalen al cambio a 84 céntimos de euro.
Están vendiendo el litro de leche en este momento a 1,52 dólares neozelandeses, que al cambio serían 84 céntimos de euro
El precio está siendo uno de los más altos de la historia, pero los costos de producción también son elevados. “Nosotros necesitamos 8 dólares como mínimo para cubrir los costos de producción. En el año 2015 el precio de la leche bajó a 3,90 dólares y fue un desastre”, recuerda.
Aunque el sistema fiscal neozelandés les permite compensar ganancias con pérdidas durante 5 años, Kate, la esposa de Wayne, tiene otro trabajo como garantía para estos casos en los que el precio de la leche es negativo y están pensando también en diversificar con una plantación de huerta.
Concentración de partos en otoño
El sistema de producción tradicional de Nueva Zelanda se basa en la concentración de partos a finales del invierno para sincronizar el pico de lactación de las vacas con el máximo crecimiento de la hierba en los pastos. Sin embargo, en los últimos años algunas granjas han optado por cambiar el momento de la concentración de partos de la primavera al otoño como una forma de adaptarse al cambio climático (las vacas están secas en verano, en lugar de en invierno) e lograr una mayor rentabilidad de la leche producida. «Como ganaderos, no podemos controlar el precio de la leche ni los costes de producción, pero podemos optar por producirla en la época del año en la que tiene mayor valor», razona Wayne.
En Nueva Zelanda las granjas que producen leche en invierno reciben una prima mayor
Paterangi Jerseys realiza un período de secado corto de cuatro semanas en las que no ordeñan, secando las vacas a comienzos de enero para iniciar la temporada de partos a lo largo del mes de febrero, que coincide con el final del verano en el hemisferio sur.
Las vacas que no quedan preñadas para parir en otoño se envían al matadero. “Esa carne de las vacas de descarte se exporta a EE. UU. para hacer hamburguesas, y nos la pagan a 6 dólares neozelandeses (3,3 €) el kilo canal.
Las vacas que no quedan preñadas para parir con las demás en otoño se envían al matadero. El promedio de partos de la granja es de 3,7
El porcentaje de vacas que no quedan preñadas suele estar normalmente por debajo del 10% (fue del 7,8% el año pasado), porcentaje que compensan mediante recría propia. Las terneras pasan como máximo una semana en boxes colectivos y, cuando ven que ya maman sin dificultades, las trasladan a los prados, donde las alimentan con una amamantadora móvil colectiva.
Las alimentan con lactoreemplazante siguiendo el programa de recría Queen of Calves, diseñado para acelerar el desarrollo corporal temprano de las terneras y su ganancia de peso diaria, pudiendo de este modo inseminarlas a una edad menor, en torno a los 12 meses.
Suplementación del pasto
La alimentación de las vacas se basa en el pastoreo, con un nuevo prado después de cada ordeño y una rotación de 28 días entre entrada y entrada del ganado en las parcelas. Disponen de una superficie total de 150 ha propiedad de la familia y una carga ganadera de 3,7 vacas por ha, que Wayne considera adecuada para trabajar con vacas jersey. Las fincas están divididas en 110 parcelas que no están todas en una sola pieza, aunque la que está más lejos se encuentra a 2 km de la sala de ordeño.
Cuentan con un asesor en nutrición que visita la granja cada tres semanas
La suplementación que reciben los animales en producción mediante una ración hecha en carro mezclador varía según la época del año: en invierno consta de 4 kilos de silo de maíz, 4 kilos de silo de hierba y 3 kilos de concentrado a base de grano con alto contenido en proteína importado de Australia; mientras que en verano las vacas pastan 17 kg de materia seca de hierba y reciben 2 kilos de silo de maíz en pesebre.
Dedican 17 ha a cultivo de maíz y otras 17 a silo de hierba
Tanto el silo de hierba como el silo de maíz proceden de forrajes de la propia explotación, que destina cada año 17 ha a cultivo de maíz para ensilar y otras 17 a silo de hierba. Esas fincas las rotan cada 2 años. Todo el trabajo agrícola lo realizan ellos mismos, salvo el ensilado del maíz.
En primavera no dan concentrado porque la leche es enviada en avión a China, por lo que el volumen penaliza. “Si diera pienso en esta época y las vacas aumentaran mucho la producción, podría diluirse la cantidad de sólidos y penalizarme en el precio”, razona.
En los prados colocan bloques de magnesio para que las vacas los laman y reciban los aportes minerales que necesitan
En cuanto a los correctores, hacen aportes de minerales esenciales directamente en el prado. “Les ponemos bloques con suplementos minerales a base de magnesio para que las vacas los laman y puedan obtener los minerales que necesitan. Estas son tierras pobres en magnesio, por lo que también lo aplicamos en las tierras donde cultivamos maíz”, indica.
En lugar del óxido magnésico tradicional, para las vacas en lactación desde hace unos meses están utilizando pHix-up, un producto procedente de España con un 48% de Mg altamente soluble, favoreciendo así su absorción en el rumen.
Abonado con 150 kg de nitrógeno por año para poder mantener las altas cargas ganaderas con las que trabajan
La producción de hierba en los pastos de Nueva Zelanda se basa en buena medida en el uso de fertilizantes químicos para poder mantener una elevada carga ganadera. En el caso de Paterangi Jerseys, aplican 50 unidades de nitrógeno cada 6 semanas en forma de urea de liberación lenta, además del abonado orgánico que realizan los animales al pastar.
También realizan una aplicación cada dos meses de efluentes procedentes del purín y del agua de lavar la sala de ordeño en las fincas más próximas, mientras que la parte sólida se aplica una vez al año, en el mes de mayo.
Durante la COVID-19, el fertilizante triplicó su precio y dejamos de usarlo, pero tuvimos que reducir la carga ganadera
“No pensamos que vayamos a tener problemas para cumplir con la nueva normativa que viene, porque el límite legal es de 190 kg de nitrógeno por hectárea y estamos usando 150”, explica Wayne. Realizan un análisis de suelos una vez al año en todas las fincas y hacen un abonado de mantenimiento con cal y superfosfato.
Dos personas para atender 390 vacas más la recría
Solo cuentan con un empleado a tiempo completo para la granja y uno más de apoyo durante la época de partos. Comienzan la jornada laboral a las 6 de la mañana y la terminan a las 5 de la tarde. El ordeño de la tarde comienza a las 3 y en una hora lo tienen terminado.
Disponen de una sala rotativa de 50 puntos de la marca DeLaval, inaugurada en julio de 2019, e información individualizada de cada vaca mediante collares de monitorización Allflex implementados en 2022, lo que les permitió reducir en 2 semanas el período de inseminación gracias a una mejor detección de los celos.
Cuentan con un sistema automático de apertura de puertas en las parcelas para que las vacas vengan solas a casa a las horas del ordeño
También disponen de un sistema programable de retirada automática de las cercas que delimitan las parcelas, para que las vacas se trasladen solas desde el pasto a las horas del ordeño. “Les damos comida premium en forma de pellets para eso”, aseguran.
Relevo generacional
Wayne tiene formación universitaria en la rama agraria y estuvo dos años trabajando mediante una beca en granjas en la zona de Oregón, en EEUU, donde tienen vacas jersey a pasto. En la actualidad tiene un hijo que también está cursando estudios sobre Agricultura para seguir en un futuro con la granja e implementar prácticas de manejo que mejoren la productividad del suelo y el manejo del ganado.
La granja está implicada en programas de reducción de huella de carbono y consumo de agua
Plantan 100 árboles para sombra al año y están pensando poner también frutales. Tienen también setos en los lindes de las parcelas desde hace más de un siglo para controlar el viento en las fincas. Los podan una vez al año. También tienen 1 o 2 puntos de agua en cada parcela. Son bebederos de hormigón circulares. “Para mí son los mejores”, asegura.
Bienestar animal
En materia de bienestar animal, Wayne reconoce que los llamados bobby calves (terneros sacrificados a los 4 días de nacer como manera de eliminar el exceso de recría y la competencia por el pasto) “son un asunto muy controvertido socialmente”.
La reputación de los ganaderos en Nueva Zelanda es como un péndulo; hace 5 años lo pasamos mal pero en este momento nos sentimos más valorados
“En nuestro caso, en esta granja no se sacrifican los terneros machos recién nacidos, los mandamos a otra granja donde los ceban, porque pese a que el rendimiento cárnico de la raza jersey es bajo, inferior al de otras razas, yo creo que cada ser vivo tiene que tener su propósito. Mi mujer hace mucho hincapié en eso”, reconoce.
“La reputación de los ganaderos en Nueva Zelanda por parte de la sociedad es como un péndulo; hace 5 años lo pasamos mal porque sentíamos que la sociedad quería paralizar nuestra actividad pero ahora nos sentimos más valorados por la ciudadanía, que creo que entiende que somos importantes para producir alimentos y que las leches vegetales también tienen huella de carbono”, concluye.
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