«México al importar leche por debajo de su costo de producción, además de que muchas (de las importaciones) no cumplen con la norma y, por lo tanto, todavía es menos su valor, ha generado que el impacto signifique alrededor de 15 mil millones de pesos de leche que se deja de producir, más de 3 mil millones de litros al año.
«Si lo traducimos, estamos hablando de alrededor de 350 mil empleos que no se generan, más aparte de carne que no se produce, porque las vacas al terminar su vida productiva son carne, estamos hablando de alrededor de 100 mil cabezas que tenemos que importar porque en México no se produce», apuntó Vicente Gómez Cobo, presidente de la Federación.
A esto se suma el que gran parte de esas compras no cumplen con los estándares de la normativa mexicana.
¿Qué se hará al respecto?
A partir del 8 de julio entró en vigor la verificación de la calidad de esas importaciones con la NOM 222.
Antes, una vez dentro del País, los productos ya no se podían devolver y al ser rechazados por las empresas, se destinaban a mercados secundarios a menores precios, con repercusiones en la competitividad del sector.
Además, el bajo precio al que se adquirió de principio se tomaba como referencia por la industria para el pago a los productores ganaderos.
«Si un litro de leche importada cuesta 8 pesos, ellos (la industria) pagan la leche abajo de 8 pesos y eso hace que se inhiba la producción, ya que la ley de la oferta y la demanda no funciona, al haber siempre disponible oferta de leche en polvo hace que no sea muy relevante la cantidad de leche que se produce en el País para impactar el valor de la misma», dijo Gómez Cobo.