Es lo que se vendió en el último enero, comparado con el mismo mes de 2023. Expertos advierten sobre los problemas que puede generar el déficit de lactosa en el organismo.

Cuando baja la producción de cierto artículo importante en la vida cotidiana, lo lógico es que se oigan voces de consumidores descontentos. Esto no vino ocurriendo con la leche, un alimento básico cuyo consumo interanual cayó 15% en enero, producto de la inflación y el derrumbe del poder adquisitivo, estimaron desde el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).

El fenómeno de la leche es especial por al menos dos razones. En primer lugar, es un artículo incomparable en importancia a, por ejemplo, la producción de galletitas. Lo recordó Fernando Burgos, pediatra, presidente de la subcomisión de Medios y Comunicación de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP): “La leche contiene lactosa, un azúcar primordial para el desarrollo de las neuronas; proteínas fundamentales para el metabolismo y evitar la anemia; y también calcio, clave para el crecimiento de los huesos”.

Por el aumento de precios, mucha gente debió resignar el consumo de “leches pasteurizadas y aquellas con pre y probióticos, que tienen fórmulas superadoras”, agregó.

Para ponerlo en cifras, esa suba, en enero, estuvo levemente (cinco puntos porcentuales) por encima de la inflación interanual. El sachet que mide el Indec pasó de 240 a 865 pesos, promedio, 259% de aumento, cuando el salario real, al menos en diciembre, había recuperado solo 150%.

La segunda cuestión distintiva acerca de la leche es que, mientras artículos accesorios -como podría ser el enjuague bucal- ajustan su producción a la demanda (o sea que si la gente compra menos porque no tiene plata, se bajará el ritmo de producción), la leche mantiene una lógica bastante distinta.

Y es que “las vacas no tienen grifo”, graficaron desde el OCLA, marcando que la oferta, en litros, suele tener alguna estabilidad, sin contar las fluctuaciones lógicas del ciclo anual de las vacas, que tienen su máximo pico productivo en octubre y su punto más bajo, en abril.

La cuestión, para resumirlo, es esta: datos de enero muestran una baja interanual en la producción de leche silenciosa pero alarmante, del 12,6%, cuando la oscilación usual en esta época del año es 9% a 10%. Se suma otro factor más, que también vino restando litros de leche en las góndolas: un alza del 10% en la exportación del sector.

Ahora bien, ¿alguien escuchó consumidores protestando por faltantes? Desde el OCLA explicaron que, en el contexto del generalizado aplastamiento del consumo, miles hogares argentinos resignaron en algún punto su consumo usual de leche. Se produjo menos, pero nadie lo notó por la baja demanda.

Cifras de la leche bajo la lupa

La menor producción de leche de enero (aclara un reciente informe del OCLA) fueron las altas temperaturas, cuestión que afecta en forma directa a los animales (producen menos), y se sumaron “las adversas relaciones de precios y costos que subieron por el efecto devaluatorio e inflacionario” en el sector.

Como sea, se pueden ver las cifras del OCLA y chequear que 12,6% es la más profunda caída interanual de producción de leche registrada en los últimos cuatro años, pero también son claras las cifras (solo disponibles hasta diciembre de 2023) de venta de leche fluida recogidas por la Dirección Nacional de Lechería de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca dependiente del Ministerio de Economía.

"Las vacas no tienen grifo", dicen los productores de leche. Foto: iStock.“Las vacas no tienen grifo”, dicen los productores de leche. Foto: iStock.

Las dos mediciones muestran el peor costado de la profunda crisis económica, sumada a los efectos de la falta de estimulación salarial. Hogares que, o “estiran” la duración del sachet o, como también apuntaron desde el OCLA, se resignan a los lácteos de peor calidad, algo que -apuntaron- “no es novedoso, crece y es difícil de medir”.

Hablamos de productos de calidad cuestionable y de comercios de barrio que elaboran, por ejemplo, quesos adulterados con gelificantes y fécula de maíz, a base de suero lácteo. La estrategia de “meter cosas para abaratar costos” (dice una fuente desde el OCLA) también viene siendo utilizada por algunas primeras marcas.

No son tóxicos, claro, pero tampoco tienen realmente leche. A los quesos “con cosas”, una fuente del sector que hace tiempo hablaba con esta cronista los llamó “quesos disciplinados”: nunca se derriten.

Leche, ante todo

En Argentina se consumen 190 litros de lácteos por habitante y por año. Es un consumo alto en comparación a otros pares regionales (salvo Uruguay), pero está mayormente compuesto por queso (14 kilos por habitante, o unos 140 litros de leche) y en menor medida, por leche: menos de 50 litros anuales, una cifra chiquita al lado de los 120 litros de un estadounidense promedio.

Una de las voces preocupadas por la dramática caída en la calidad nutricional de la alimentación (en especial, del casi 60% de la población bajo la línea de pobreza) es Sergio Britos, director del Centro de Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA).

"El déficit de lácteos es una de las características del problema alimentario local", dice Sergio Britos. Foto: iStock.“El déficit de lácteos es una de las características del problema alimentario local”, dice Sergio Britos. Foto: iStock.

“Luego de las legumbres, verduras y frutas, el déficit de lácteos es una de las características del problema alimentario local, en particular en la amplia franja de hogares y niños y niñas pobres. Que sigan bajando los consumos de alimentos vegetales y de lácteos, sobre un escenario ya de por sí deficitario, es una muy mala señal nutricional”, opinó.

Según dijo, “el consumo de leche y yogur (en especial en niños mayores de un año, para leche, y a partir de los 6 meses, para yogur) es un buen consejo, no solo por su conocido perfil nutricional en calcio, proteínas y algunas vitaminas sino porque es creciente la evidencia científica que asocia su consumo con la prevención de obesidad, una mejor calidad de dieta y, en el caso del yogur, con una mayor calidad y diversidad de la microbiota intestinal y sus múltiples funciones”.

Mientras el sachet de leche se acerca a costar un dólar (recuperando el que muchos consideran que es el precio histórico), en el OCLA se mostraron optimistas: la corrección de precios era necesaria y el mercado se está reacomodando, opinaron.

Así, creen, cuando el poder adquisitivo se recupere (“algo que debe ocurrir sí o sí, si el Gobierno pretende tener continuidad”), el consumo de leche debería volver a alzarse.

De ser así, en diciembre, por plantear un plazo posible, deberían volver a venderse 971 millones de litros de leche y no 836 millones, como hace dos meses. Habrá que verlo.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas

Más Leídos

Destacados

Sumate a

Mundo

Seguinos

Suscribite a nuestro newsletter