ESPMEXENGBRAIND

26 Dic 2025
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26 Dic 2025
Sobreoferta de leche, consumo interno deprimido, costos en alza y falta de financiamiento explican la crisis que golpea a firmas históricas del sector lácteo argentino y proyecta un 2026 aún incierto.
Por qué colapsan empresas lácteas

El cierre de 2025 encuentra a la lechería argentina atravesando una de sus etapas más críticas en décadas. En un país históricamente identificado como el “granero del mundo”, varias empresas lácteas emblemáticas enfrentaron quiebras, concursos preventivos o parálisis productiva, reflejando un combo de factores económicos que reconfiguró el negocio.

La sobreoferta de leche cruda —con volúmenes en máximos estacionales— coincide con un mercado interno debilitado, principal canal de ventas para muchas firmas. A esto se suman precios finales en baja, pérdida del poder adquisitivo del consumidor, mayores costos laborales y productivos, y severas dificultades para acceder a financiamiento. El resultado: márgenes negativos, endeudamiento creciente y conflictos laborales.

El caso más reciente es Luz Azul, donde la caída de ventas llevó a la empresa a absorber franquicias para evitar cierres y resignar rentabilidad para sostener presencia en góndola. La propia firma reconoció pérdidas del 5% al 6% en productos clave como el queso cremoso, en un contexto de fuerte competencia por precio.

La situación de Lácteos Verónica expone con crudeza la fragilidad financiera del sector: miles de cheques rechazados, deudas millonarias y una operatoria reducida a producción a fasón. Varias de sus plantas operan a mínimos históricos, con líneas de elaboración directamente paralizadas.

En paralelo, SanCor continúa al borde del colapso. En concurso de acreedores, acumula más de 300 pedidos de quiebra y una deuda superior a los $20.000 millones en salarios y cargas sociales. Su actividad se sostiene casi exclusivamente mediante contratos de producción para terceros, mientras avanza un plan de crisis que incluye recortes de personal.

El desenlace más dramático fue el de La Suipachense, cuya quiebra dejó a 140 trabajadores sin empleo tras meses de conflicto gremial y virtual inactividad industrial. A este escenario se sumó el cierre definitivo de ARSA, productora de yogures y postres, que arrastraba una crisis prolongada y dejó sin trabajo a más de 400 personas en Santa Fe.

Más allá de cada caso puntual, el diagnóstico sectorial es coincidente: la combinación de sobreoferta, consumo retraído, exportaciones limitadas por pérdida de competitividad cambiaria y un modelo económico en transición puso en jaque a buena parte de la industria. En el sector temen que, sin señales de recuperación del mercado interno o mejoras en la inserción externa, los efectos de esta crisis se extiendan bien entrado 2026.

Fuente:
iProfesional

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