La mayor empresa láctea del país, Mastellone Hnos., dueña de la marca emblemática, La Serenísima, anunció sorpresivamente que “ha consensuado en conjunto con Ernesto Arenaza el cese de sus funciones como Director General de la compañía”.
La decisión se tomó en medio de la crisis que atraviesa todo el sector lácteo, ya que, el precio de los lácteos está tocando pisos históricos en el país y hay un descalce en comparación con el incremento de los costos, la inflación y los aumentos que se autorizaron en otros alimentos.
Arenaza trabajó en Mastellone Hermanos desde 2016, primero a cargo de la Dirección de Costos, Marketing, Comunicación y Planeamiento “con un gran esfuerzo y dedicación”, aseguraron desde la empresa.
En el año 2019 asumió las funciones como Director General que “lideró al equipo directivo con un fuerte compromiso de cara a las dificultades y los desafíos que debimos afrontar”.
Actualmente, la compañía cuenta con un equipo compuesto por directivos y directores ejecutivos con amplia trayectoria y experiencia, tanto en la industria como en el ejercicio de sus funciones, coordinados por el actual presidente del Directorio, Carlos Agote, quienes “continúan trabajando cumpliendo con la acciones y estrategias planificadas del año en curso”.
Asimismo, agradecieron los servicios prestados por Arenaza en la compañía, y le transmitieron “el agradecimiento y debido reconocimiento por su valioso aporte, al tiempo que le deseamos los mejores augurios en esta nueva etapa”.
El drama de las empresas lácteas
La pérdida de rentabilidad por efecto de la disparada permanente de los costos, sumado a un derrumbe del consumo que se acelera a partir de la recesión predominante, mantiene en terapia intensiva a más de un “peso pesado” del sector lácteo.
La consolidación del rojo financiero en varias de las compañías del rubro colocó en situación de venta de activos a empresas que controlan marcas emblema, mientras que otras avanzaron con cierres de plantas o la decisión de revisar las operaciones en la Argentina.
Entre las primeras hay que mencionar a ARSA, la dueña de los postrecitos Shimy y controlante de los yogures SanCor, que busca comprador para estas líneas de productos por efecto de un contexto comercial cada vez más negativo. La firma en cuestión, controlada por Vicentin, ahora está siendo ofrecida a distintos fondos de inversión y también a alimenticias como Inverlat, propietaria de Havanna.
La firma en cuestión dispone de plantas operativas en Córdoba capital y Lincoln, provincia de Buenos Aires, y una dotación de empleados de alrededor de 600 personas. Con una posición de mercado consolidada –32 por ciento en postres y 16 en yogures–, ARSA también ostenta como atractivo una red de distribución de al menos 160 agentes que le permiten cubrir algo más de 70.000 comercios en todo el país.
También SanCor
A la par de este momento que transita la dueña del Shimy, la emblemática SanCor sigue acumulando dificultades más allá de los volantazos comerciales tomados por su conducción en los últimos años. En ese sentido, y según pudo saber iProfesional, la firma comenzó el año con un cierre por tiempo indeterminado de su planta de Balnearia, en la provincia de Córdoba.
“Debido a no poder asegurar la operatoria productiva por falta de predictibilidad ante el rechazo de la propuesta efectuada por SanCor en audiencia de fecha 28/12/2020, se ha decidido paralizar la actividad de la planta a partir del día de la fecha y hasta nuevo aviso. Consecuentemente, todo el personal quedará encuadrado bajo el régimen de jornada libre”, informó la empresa a los trabajadores sólo a través de una notificación coloca en el ingreso de dichas instalaciones.
Según fuentes gremiales, la compañía volvió a retrasarse en el pago de los salarios. La planta de Balnearia da empleo a 120 personas y entre los trabajadores predomina la idea de que SanCor busca reducir la dotación en otro intento por equilibrar las finanzas de la láctea.