Dado el debilitamiento de la demanda, principalmente debido al menor poder adquisitivo de la población, se esperaba que los precios al productor se estabilicen, incluso fuera de la zafra. Sin embargo, los fenómenos meteorológicos en la mayor parte del país limitaron aún más la oferta e intensificaron la competencia de la industria por las materias primas, lo que provocó un nuevo aumento de los precios al productor.
Las sequías y heladas observadas en las principales regiones productoras de Brasil impactaron negativamente en los cultivos de maíz y soja, encareciendo los productos, ampliamente utilizados en la alimentación del ganado lechero. Además, estos mismos eventos fueron responsables de la disminución en la disponibilidad de pasturas y otros forrajes, lo que llevó al productor a depender aún más del concentrado para alimentar a las vacas lecheras. Prueba del constante aumento de los costos en el campo fue el nuevo aumento de 1,26% en el Costo Efectivo de Operación (COE) calculado por Cepea con relación a julio en el promedio de Brasil. En el acumulado de enero a julio, la suba fue del 12,9%, mientras que los ingresos aumentaron solo el 6%.
Por ese motivo, ni siquiera un “precio récord” de la leche ha podido combatir la inflación de los costos de producción en Brasil. En este escenario, con una rentabilidad por debajo de la media histórica, es difícil imaginar un “boom” de la producción en los próximos meses, según el portal especializado MilkPoint.