La inestabilidad de los precios de la leche en el departamento de Bolívar ha puesto en jaque a los productores locales, quienes enfrentan una realidad marcada por la comercialización informal y el impacto de las condiciones climáticas.
Mientras algunos ganaderos se aferran a la esperanza de mejores tiempo, otros ven en la situación un reflejo de problemas estructurales que llevan años sin resolver.
En este departamento, el 90 por ciento de la comercialización de la leche se realiza de manera informal. Así lo confirmó José Daniel Castillo, representante del Comité Departamental de Ganaderos de Bolívar, quien resalta que solo dos empresas formales, Coolechera y Colanta, compran leche en la región, pero su participación es mínima, no superando el 10 por ciento de la producción total.
En 2024, el acopio formal reportado a la Unidad de Seguimiento de Precios de Leche fue de un promedio mensual de 1,1 millones de litros de leche, lo que significa que el departamento podría estar produciendo alrededor de 11 millones de litros.
Esta realidad convierte a la informalidad en un factor decisivo que genera fluctuaciones en los predios y reduce la capacidad de los productores para negociar mejores condiciones.
“La comercialización informal siempre trae algo de inestabilidad. Son los intermediarios los que colocan los precios, dependiendo de la sequía y de que no haya sobreoferta en otras regiones del país”, puntualizó.
El verano de siempre
El clima es otro factor fundamental en la ecuación de precios. A pesar de que este año la temporada de sequía ha sido relativamente corta, las lluvias de principios de año no han sido suficientes para revertir el impacto negativo en la producción.
Según Castillo, los periodos secos reducen la productividad y obligan a los productores a buscar precios más altos para compensar las pérdidas.
Por su parte, Freddy Estrada, ganadero de Bolívar, señaló que el verano en la región es una constante que los productores ya han aprendido a enfrentar, aunque este año el impacto ha sido menor en comparación con años anteriores.
“Es el mismo verano de siempre, hay años en que la sequía es más fuerte. Ya sabemos que entre febrero y marzo son épocas secas en la costa”, afirmó Estrada.
Aseguró que una de las medidas que ha afectado directamente a los pequeños productores son las importaciones de leche en polvo, ya que el ingreso extranjero al mercado local reduce la demanda de leche fresca y, con ello, los precios que reciben los ganaderos bolivarenses.
Contraste con la carne
Contrario a lo que sucede con la leche, los precios del ganado en Bolívar han mostrado una mayor estabilidad. Esto se debe en gran parte a la presencia de subastas consolidadas en el norte del departamento, como las de Magangué y Cartagena, así como la dinámica de exportación que garantiza una demanda constante.
Castillo expuso que “los precios del ganado se mantienen estables gracias a las subastas y la exportación de ganado”.
Finalmente, la situación de la leche en Bolívar pone en evidencia la necesidad urgente de formalizar la cadena de comercialización para garantizar precios justos y estables, como en el caso de la carne.
Para esto, hay que promover políticas que respalden a los pequeños productores y reduzcan la dependencia de intermediarios, al mismo tiempo que fortalezcan las capacidades locales para enfrentar los cambios climáticos recurrentes.