Con la presentación del Protocolo de Bienestar Animal para el Sector Lácteo: Período de Transición, productores lecheros y sus asesores podrán abordar una etapa productiva del rebaño con herramientas e indicadores para monitorearlo.
El protocolo es fruto del trabajo del Comité de Bienestar Animal del Consorcio Lechero y fue presentado en Osorno, en un seminario que abordó distintos aspectos productivos. El documento fue recibido con interés por los participantes, ya que permite abordar en forma muy práctica los elementos a mejorar en esta etapa.
El período de transición considerado en el protocolo comienza al momento del secado de la vaca y las 3 semanas posteriores, que son abordadas con indicadores que miden el manejo adecuado que tiene en esta etapa.
Una realidad concreta es que se trata de una etapa vital para el futuro del rebaño, sobre la cual es necesario generar conocimiento y herramientas que lo midan, tal como lo expuso el presidente del Consorcio Lechero, Sergio Niklitschek.
La coordinadora del área de Producción de Leche del Consorcio Lechero, Alejandra Viedma, destacó que este protocolo contribuye a analizar con indicadores cada una de las etapas integradas en el período de transición, lo que permite al productor, a su asesor y equipo, revisar los puntos a mejorar, lo cual incidirá positivamente en la vida productiva de la vaca.
“El período de transición es una etapa delicada para la vaca, donde se producen desbalances y se generan riesgos de enfermedades, que incidirán en su futuro en el rebaño. Como Comité, nuestro propósito es generar esta información para poder ayudar al productor lechero a avanzar en el manejo de los terneros, vacas en lactancia y en transición, con protocolos que han sido realizados por este grupo de expertos”.
Junto a los expositores, el productor lechero y miembro del Comité, Jan Schrott, invitó a que el sector se atreva a trabajar en pos del bienestar animal, herramienta y medio que contribuye a la sustentabilidad sectorial.
ENFERMEDADES
En el lanzamiento del protocolo, la académica de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Austral de Chile, Dra. Pilar Sepúlveda, explicó que el período de transición es complejo y con riesgos para la presentación de distintas enfermedades. “En nuestro sistema, llevamos varios trabajos donde vemos que la prevalencia de estas enfermedades, tanto trastornos infecciosos como metabólicos es alta en la zona sur”.
Agregó que es importante poner atención a este período. Una vaca que se enferma después del parto tendrá muchas probabilidades de ser eliminada del rebaño de manera temprana. “Tenemos trabajos en los que hemos mostrado que vacas que enferman en los primeros 21 días, tienen 2 a 3 veces más posibilidades de ser eliminadas dentro de los primeros 100 días de la lactancia. Esto es un impacto de gran relevancia porque nos está diciendo que nuestras vacas están durando menos que lo que debieran durar”.
Entre las enfermedades detectadas en el período de transición y que son prevalentes en los sistemas de pastoreo están las infecciosas como la mastitis, retención de placenta y metritis. Dentro de las metabólicas subclínicas, está la hipocalcemia, hipomagnesemia y cetosis.
“La prevención es súper importante porque todo lo que vayamos trabajando en preparto y desde el período seco tendrá un impacto en la salud de la vaca en las primeras semanas. Y es ahí donde hay que poner el foco, porque vacas que se enferman el primer mes, tendrán más probabilidad de tener problemas reproductivos, de no preñarse, y eso es una causa de eliminación”.
ELIMINACIÓN
Las académicas de la Universidad Católica de Temuco, Grisel Navarro y Ana Velásquez, destacaron que la eliminación de vacas de lechería es un proceso normal, pero que debe ser hecho con una mirada de bienestar animal. La eliminación desde el predio requiere un diagnóstico y revisar si la vaca está apta para su transporte, que puede ser a planta faenadora, feria de ganado u otro predio. Por eso, ese es el primer paso de análisis.
La Dra. Velásquez agregó que actualmente no se está viendo el costo asociado a la eliminación de animales, principalmente por razones de salud, “muchas veces con un valor genético bastante alto y considerando que el reemplazo con una vaquilla no va a sobrepasar el valor de la vaca que se está eliminando. Por eso, hay que ser claros que se generan pérdidas económicas grandes”. Además, su mensaje es que hay que tener muy claras las causas del porqué se produce esta situación.
“Hoy en Chile hay muy poca información, pero a nivel mundial hay causas reproductivas, problemas asociados a la glándula mamaria; y, asociados a problemas podales. Dentro de nuestra industria, tenemos que saber y determinar cuáles son las causas”, destacaron. Por ejemplo, se hace necesario avanzar en buscar mejores prácticas y soluciones aplicadas a la realidad nacional, trabajando en recomendaciones y revisión del proceso de descarte.
ESTRÉS CALÓRICO
Sergio Iraira, investigador del Inia Remehue, sostuvo que el estrés calórico es una realidad en el sur de Chile, por lo que invitó a los productores a que establezcan medidas de mitigación tanto a nivel de potrero como de patio de espera, eso significa sombra durante el pastoreo y la espera a la ordeña. “Reducir el estrés calórico significará dejar de perder entre un 11 a 12% de la producción de leche, que son recursos que se dejan de ganar”.
Lo anterior, no sólo en las vacas en producción, sino también en las de preparto, buscando una mitigación del estrés calórico. “Dar sombra en preparto permitirá evitar la pérdida de producción de leche en la lactancia siguiente; significará reducir problemas en la crianza del ternero, en su calidad, y en la descendencia que tengan esas vaquillas”.
Enrique Bombal, especialista de DeLaval, agregó que el estrés térmico genera efectos productivos y del crecimiento de los animales. “En lo productivo, baja la producción de leche, los sólidos y aumenta la producción de células somáticas. Pero, donde sabemos poco hasta ahora es en el efecto que tiene el estrés térmico en la cría que se está gestando en un útero que está caliente: en la vaca que sufre estrés térmico y que está gestando, el feto también se verá afectado”. Serán animales con menor peso al nacer, lo que llevará a que tengan menor absorción de inmunoglobulinas a nivel de intestino, con más problemas de salud y propenso a salir del rebaño antes, incluso antes de entrar en la etapa productiva.
El efecto que ocurre en ese ternero es epigenético, concluyó, “en el sentido que el estrés térmico es capaz de modificar las expresiones de ciertos genes. Lo peor, es que ese efecto puede llegar a las nietas y bisnietas del ternero que se gestó en un útero caliente”.
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