La producción de leche de la Unión Europea continuará en retroceso durante 2026, profundizando un proceso estructural de ajuste que combina menos vacas, mayores exigencias ambientales, problemas sanitarios y el retiro de productores menos eficientes.
Según un informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), elaborado a partir de datos del Gain Report del USDA, la producción total de leche en la UE se ubicará en 148,95 millones de toneladas métricas, lo que representa una caída interanual del 0,5%. El número de vacas lecheras también disminuirá, con una baja estimada del 0,9% respecto de 2025.
Aunque las explotaciones de mayor escala continúan mejorando productividad, este avance no alcanza para compensar el cierre de unidades productivas y la pérdida de animales en numerosos Estados miembros. Como resultado, la industria deberá operar con una menor disponibilidad de leche y reasignar volúmenes hacia los productos con mayor retorno económico.
En ese contexto, el queso vuelve a consolidarse como el eje estratégico del complejo lácteo europeo. Su producción crecería levemente en 2026, sostenida por un consumo interno firme y una demanda externa que, si bien se modera, continúa siendo relevante. La fabricación de quesos desplaza a otros productos como manteca y leches en polvo, debido a sus mejores márgenes, mayor valor agregado y mayor estabilidad comercial.
El consumo de leche fluida mantiene su tendencia descendente, asociado a cambios en las preferencias alimentarias y al avance de alternativas vegetales. Al mismo tiempo, los procesadores enfrentan precios elevados de la leche cruda, que sostienen los márgenes en el corto plazo, pero reducen la competitividad frente a regiones como Estados Unidos y Oceanía.
El escenario se ve agravado por factores sanitarios. Brotes de Virus de la Lengua Azul (BTV), Dermatosis Nodular Contagiosa (LSD), Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHD) y recientes detecciones de fiebre aftosa generan pérdidas temporales de productividad y mayor incertidumbre en los sistemas ganaderos.
En contraste con el dinamismo del segmento quesero, la manteca y las leches en polvo enfrentan un panorama más ajustado. La producción de manteca retrocederá en 2026, afectada por la menor disponibilidad de leche y por precios que han restado competitividad en el mercado internacional, aunque el consumo interno se mantiene firme tras una corrección de precios al consumidor. En el caso de la leche en polvo descremada, la producción cae por falta de incentivo industrial y menor demanda desde la nutrición animal y la industria chocolatera, impactada por el encarecimiento del cacao. La leche en polvo entera también muestra una perspectiva contractiva, presionada por menores márgenes y la fuerte competencia de Oceanía en mercados clave como Medio Oriente, norte de África y China.
El entorno regulatorio sigue siendo un condicionante central. La reforma de la Política Agrícola Común (PAC) avanza hacia un esquema más flexible y con mayor protagonismo de los Estados miembros, pero mantiene objetivos ambientales que continúan influyendo en la estructura productiva. A esto se suma el reglamento europeo de deforestación (EUDR), actualmente postergado, y una agenda creciente en bienestar animal, que previsiblemente elevará costos y exigencias productivas.
En el plano comercial, los acuerdos con México y el Mercosur podrían abrir oportunidades para los lácteos europeos, mientras que las tensiones con China y los nuevos aranceles de Estados Unidos generan riesgos adicionales sobre mercados estratégicos.
En síntesis, la Unión Europea atraviesa una reconfiguración profunda de su sector lácteo: menos explotaciones, mayor escala y eficiencia, una industria orientada al valor agregado del queso y un comercio exterior más desafiante. La demanda interna se mantiene sólida, pero la oferta de leche seguirá ajustada en 2026, limitando la expansión de productos distintos al queso y condicionando la competitividad internacional del bloque.
Fuente: Fedeleche
