Jhon Fredy Espejo Lancheros, un intermediario que lleva 18 años trabajando con pequeños productores de leche en Fúquene, compartió la difícil situación que enfrentan.
“Pedimos a las empresas privadas un aumento del precio y mayor respeto por el pequeño productor y su trabajo”, expresó con firmeza.
Espejo explicó que, actualmente, venden la leche a Sabanalac (antes conocida como Pomar) a un precio que no cubre los costos reales.
“Yo le compro a los productores a $1.700 o $1.800 pesos, y Sabanalac la paga a $1.900, pero con todo lo que nos descuenta el gobierno, nos queda en $1.820, precio neto”, detalló.
Este monto, según él, no refleja el esfuerzo que implica recolectar la leche en zonas rurales y mantener la cadena de frío.
“Mi trabajo es ir hasta la finca del pequeño productor, vamos por las trochas, a veces tenemos que andar hasta 30 kilómetros para recogerle al productor”, relató.
Sin embargo, asegura que las empresas no reconocen este esfuerzo. “Yo pago $4.800.000 de luz para poder tener la leche y ellos no valoran eso”, agregó.
Además, mencionó que las empresas no ofrecen precios justos y suelen imponer condiciones desfavorables.
“Las empresas nos dicen: ‘Yo le pago tanto, si le sirve bien y si no, mire a ver qué hace’”, afirmó.
Crear la asociación
Frente a estas dificultades, los productores decidieron unirse en la Asociación Lecheros Unidos de Fúquene, conformada por 50 pequeños productores.
“Nos tocó hacer la asociación para que nos recibieran la leche”, explicó Espejo.
Sin embargo, incluso con esta organización, enfrentan problemas como la falta de recolección constante.
“A veces dicen que durante 3 días no nos pueden recoger y nos dejan con toda la leche”, lamentó.
Cosmolac, una de las empresas del sector, ha brindado cierto apoyo a la asociación. No obstante, esto no ha sido suficiente para garantizar precios justos y estabilidad en la comercialización.
“Cosmolac nos está ayudando a crear la asociación y a recoger la leche”, comentó el intermediario.
Llamado a industria
Espejo hizo un llamado directo a las acopiadoras formales para que reconozcan el valor del trabajo de los pequeños productores.
“Les hacemos un llamado a las empresas para que nos den un mejor precio. Ellos nos piden calidad y nosotros bregamos para darles calidad, pero el día del pago no es equivalente al esfuerzo”, aseguró.
Además, destacó que, si las empresas pagaran más, los intermediarios podrían ofrecer mejores precios a los productores.
Sin embargo, la realidad es otra: “La empresa nos responde que no han llegado a acuerdos y que no nos van a subir el precio”, reveló.
Problemática en toda la región
Según Espejo, “en todo Fúquene está pasando esta situación”. Los pequeños productores enfrentan precios que, en ocasiones, caen por debajo del precio moral, lo que hace insostenible su labor.
“A veces nos bajan el precio hasta $1.500 pesos, y eso hacen todas las empresas”, denunció.
Además, la falta de recolección en ciertos periodos agrava el problema. “Cuando salen los chicos a vacaciones no le recogen a uno la leche, y le dicen que no se la van a recoger”, explicó Espejo. Esto deja a los productores en una situación vulnerable, sin opciones para comercializar su producto.
A pesar de los desafíos, los productores de Fúquene mantienen la esperanza de que las empresas reconozcan su labor y les ofrezcan condiciones más justas.
