En un acto de solidaridad sin precedentes, la industria láctea uruguaya se ha volcado a apoyar a Claldy en su difícil proceso de reestructura, demostrando que la supervivencia de un solo jugador es fundamental para la salud de todo el sector.
La industria láctea de Uruguay está demostrando su espíritu de cooperación en un momento crítico. La empresa Claldy, un pilar de la cuenca lechera en la región de Young, se encuentra en un profundo proceso de reestructuración, y en respuesta, ha recibido un masivo respaldo por parte de productores y otros empresarios. La Sociedad Rural de Río Negro y la Mesa Empresarial de Young emitieron un comunicado de apoyo, subrayando la importancia de la empresa como motor de la economía regional y prometiendo respaldar las acciones necesarias para asegurar su viabilidad a largo plazo.
La reestructuración de Claldy no es un proceso sencillo. La empresa, en un esfuerzo por mejorar su eficiencia y productividad, anunció el despido de 50 de sus empleados. Daniel Reimer, un representante de la compañía, calificó la decisión como “dolorosa pero necesaria” para la supervivencia de la industria. Aseguró que los cambios incluyen la actualización de maquinaria, y negó que los despidos se estén financiando con fondos de reconversión, que, según él, se destinan a la compra de equipos.
La reacción de los productores no se hizo esperar. Un dirigente de la Asociación de Productores de Leche de Paysandú (Aplp), que provee cerca del 30% de la producción de leche de Claldy, se reunió con la empresa para conocer los detalles de la situación. La preocupación de los productores es palpable, ya que la caída de un jugador de este tamaño tendría un efecto devastador en la cadena de valor láctea, impactando a cientos de familias en la región y a los trabajadores directos de la planta. El recuerdo del cierre de otra empresa láctea en 2019, PILI, es un fantasma que el sector desea evitar a toda costa.
El conflicto también tiene un componente laboral. Mientras que Claldy asegura que los despidos son esenciales para mantener la viabilidad de la empresa, y estima el costo de las indemnizaciones en medio millón de dólares, también denuncia que algunos empleados han boicoteado los cambios. La empresa ha expresado su voluntad de dialogar con el sindicato en el Ministerio de Trabajo, buscando una salida negociada que, si bien es difícil, es necesaria para la continuidad de la industria.
En conclusión, el respaldo que Claldy está recibiendo de productores y empresarios es un claro indicativo de la interconexión de la industria láctea uruguaya. Más allá de los problemas financieros y laborales, la supervivencia de un actor clave como Claldy es vista como una responsabilidad colectiva para la estabilidad de todo el sector. Este acto de solidaridad es una señal de la resiliencia y el compromiso de la comunidad para proteger sus fuentes de trabajo y la producción lechera que sustenta a la economía regional.
Fuente: Tardáguila Agromercados