El consumo de leche A2 podría ser una opción para algunas personas sensibles que sufren molestias y no tienen alergia a las proteínas ni intolerancia a la lactosa. La leche es un alimento saludable y seguro que aporta nutrientes de interés, como proteínas, vitaminas y minerales, entre los que destaca el calcio.

El auge de la leche A2: El interés hacia estos compuestos comenzó en la década de 1990, cuando unos científicos neozelandeses encontraron correlaciones entre el consumo de leche con betacaseína A1 y el desarrollo de enfermedades como diabetes tipo 1 y enfermedades cardiovasculares. Esto generó un considerable interés, tanto en la comunidad científica, como en los medios de comunicación e incluso en el ámbito empresarial.

Tanto fue así que en el año 2000 se fundó en Nueva Zelanda una empresa, llamada A2 Corporation, que empezó a vender test genéticos para saber si las vacas producían leche con betacaseína A1 o con betacaseína A2, y a comercializar “leche A2”, que no contenía betacaseína A1.

A raíz del interés generado, muchos investigadores realizaron estudios para conocer si realmente existía una relación causa-efecto entre el consumo de leche con betacaseína A1 y el desarrollo de enfermedades. Incluso la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) realizó un informe al respecto en el año 2009 para tratar de averiguar si había que tomar alguna precaución acerca del consumo de esa proteína.

Todos esos estudios llegaron a la misma conclusión: el consumo de betacaseína A1 no produce enfermedades. Por ello la EFSA no tomó ninguna medida al respecto, como advertir de su presencia o limitar su contenido.

Diferencias entre betacaseínas A1 y A2: Las betacaseínas A1 y A2 se diferencian ligeramente en su composición química. Lo que ocurre es que se diferencian en uno de los 209 aminoácidos que las componen: en el caso de la betacaseína A1 la posición 67 de la cadena de aminoácidos está ocupada por la histidina, mientras que en el caso de la betacaseína A2, esa posición está ocupada por la prolina. Esta pequeña diferencia determina su estructura y hace que se metabolicen de distinta forma, dando lugar diferentes compuestos.

Lo interesante es que en el caso de la betacaseína A1 se produce un compuesto proteico llamado betacasomorfina-7 (BCM-7), que se relaciona con algunos efectos adversos: puede retrasar el tránsito intestinal y hacer que las heces sean menos consistentes. Algunos estudios apuntan también otros posibles efectos adversos, como procesos inflamatorios o trastornos en el sueño de los bebés, pero no hay evidencias sólidas al respecto.

En definitiva, lo que hoy sabemos es que el consumo de leche con betacaseína A1 puede provocar molestias gastrointestinales en personas sensibles. De hecho, algunas investigaciones apuntan que el consumo de leche A2 causa menos síntomas adversos en personas intolerantes a la lactosa que la leche “normal” (donde normalmente predomina la betacaseína A1 o hay una mezcla de A1 y A2).

Las vacas y la leche A1/A2: En principio, todas las vacas producían leche A2, pero en algún momento de la historia se produjo una mutación genética que hizo que algunas produjeran leche con betacaseína A1. Es decir, se trata de una característica que está determinada por factores genéticos, así que está muy ligado a la raza de la vaca.

Las razas que más se utilizan hoy en día en Europa, como la Frisona (la típica vaca lechera de manchas blancas y negras), producen en su mayor parte leche A1, mientras que en otras razas, procedentes sobre todo de Francia, como Jersey o Charolais, la mayoría de los animales producen leche A2. Pero esto no es algo absoluto, es decir, no todas las frisonas producen leche donde el 100 % de la betacaseína es A1. Puede haber una mezcla de ambas betacaseínas o incluso predominar la A2.

Esto se puede comprobar realizando un simple test genético, de modo que, si se desea obtener leche A2, se pueden seleccionar los animales que la produzcan. Esto fue precisamente lo que comenzó a hacer en el año 2017 una sociedad de ganaderos gallegos.

Cuatro años más tarde, en 2021, sacaron por primera vez al mercado español leche A2, siguiendo los pasos de otros países donde este tipo de leche se comercializa desde hace tiempo, como Estados Unidos, Reino Unido, Australia o Nueva Zelanda.

Así pues, el consumo de leche A2 podría ser una opción para algunas personas sensibles que sufren molestias y no tienen alergia a las proteínas ni intolerancia a la lactosa.

En cualquier caso, aún queda mucho por conocer acerca de los posibles efectos sobre la salud de la betacaseína A1.

Dado el interés creciente, cada vez se investiga más sobre ello, así que es muy posible que sepamos mucho más en un futuro cercano.

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