Atilra anunció que este viernes paralizará todas las actividades operativas y administrativas en SanCor por incumplimiento de las obligaciones contractuales por parte de la empresa.

Se venía anunciando hace tiempo. Atilra ya había sacado un comunicado a fines del mes pasado amenazando con paralizar todo el sector si no se avanzaba en una solución a los problemas que enfrentan los trabajadores de SanCor desde hace años. Finalmente, la primera de esas medidas será el cese de actividades por 24 horas a partir de las 0 horas del día viernes 14 de octubre, hasta las 24 horas del mismo día.

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La pregunta que se hacen los actores del sector es por qué ahora, porque los incumplimientos de las obligaciones contractuales (como las llama el gremio) no son nuevas, llevan años. Será que se acabó la paciencia de los trabajadores que en su momento aceptaron una rebaja en sus sueldos y cobrar en cuotas y cuando se pueda o hay otras cosas dando vueltas en el medio que tienen más que ver con tiempos políticos sindicales o tal vez, cubrirse para lo que viene.

 

Es cierto que los trabajadores se cansaron. Los primeros en presionar fueron los repositores que están sin asignación de tareas hace años y cobrando 10.000 pesos al mes. Ese monto era poco hace 5 años, hoy es nada. También comenzaron a quejarse con vehemencia los trabajadores que sí van cada día a las plantas, ellos cobran un sueldo, pero en cuotas semanales y un 35% debajo de lo que establece el convenio colectivo sectorial, además de registrar hasta dos meses de atraso en las percepciones.

 

Es cierto, los trabajadores se cansaron, pero no se notaba en las 6 unidades operativas que le quedan a SanCor esa presión que obliga a los delegados gremiales a tomar decisiones urgentes, no había reuniones espontáneas de empleados ni reclamos desmedidos a los directivos. Como nos contaba uno de los trabajadores de Sunchales, acá lo que reina es la resignación ante la incertidumbre, el no saber cuándo y qué vas a cobrar y por cuánto tiempo.

 

Pero el gremio avanzó en las medidas prometidas, puede que en parte por esto que describíamos, pero también por otras razones. Algunas visibles. Los conflictos desatados en este año con pymes bonaerenses por problemas contractuales, muy menores a los de SanCor, mostraban accionares distintos entre seccionales, dejando en evidencia la pasividad del gremio en Sunchales, virtual sede desde que Ponce asumió el poder de Atilra. Poder que se discutirá en unos años, pero que ya está puesto en juego.

 

Pero puede haber más, porque tal vez en Atilra Sunchales saben que más allá de las bellas palabras que suelen repetir los directivos de SanCor de que la empresa está saneada, que operativamente es rentable y que este es el camino, hay detrás deudas pendientes imposibles de pagar y con prestamistas que en cualquier momento aceleran esos reclamos. Si eso sucede estaremos hablando en otro idioma. Y en Atilra lo saben, aun cuando no lo digan.

 

Resta saber hasta dónde escalará este frente que se está abriendo. Si Atilra cumple con su palabra y lleva a involucrar en la discusión a las otras empresas del sector en caso de no conseguir algo que mostrar. Hoy suena imposible que se pueda obtener algo diferente a lo que hay, el fideicomiso parece caído antes de haber comenzado y no asoma ninguna otra salida que pueda implicar una inyección de dinero fresco para mejorar la recepción de leche y algún día hacer realmente rentable a la empresa, más con la actual coyuntura económica del país.

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