A esta altura la pelea no es por la empresa, sino por sus migajas.

Por segunda vez en dos meses alguien quiere cobrarle a SanCor, esta vez no es un fondo buitre que compró una vieja deuda en dólares, esta vez son los trabajadores que empezaron el viernes pasado a enviar cartas documento de los empleados activos solicitando el pago de acuerdo al convenio colectivo de trabajo, no solo hacia adelante, sino también el retroactivo a abril de 2017 del 30% que no se ha percibido en todo este período.

También han enviado el mismo reclamo los trabajadores sin asignación de tareas, los que desde hace seis años reciben la suma de 10.000 pesos por mes. Y en este caso la situación es más complicada para la empresa, porque el reclamo es por el pago de lo adeudado o una indemnización por despido y a diferencia de los empleados que han seguido trabajando, en estos casos no hubo un acuerdo firmado donde se manifestara la voluntad de renunciar al sueldo.

La novedad de esta movida sindical muestra un quiebre definitivo en la relación de Atilra con SanCor y el ingreso de un nuevo actor al conflicto, el estudio de abogados que está detrás de estas demandas, nada menos que el de Fernando Burlando, quien suena como ministro de Justicia de un hipotético gobierno de unidad de Sergio Massa.

En la reunión que Burlando tuvo con los trabajadores de SanCor licenciados fue claro, si no hay respuesta favorable en los plazos de intimación se embargarán todas las cuentas de la empresa. ¿Habrá alguna cuenta con fondos?

Los dos grupos de empleados, los que trabajan y los que están sin asignación de tareas también reclaman los aportes patronales retenidos por la empresa y que no han sido pagados en los últimos años. Este punto es muy complicado para directivos actuales y algunos que ya no están en la empresa y que ahora son objeto de una demanda penal según dejó correr el estudio de Burlando.

Mientras tanto, los actores miran por el espejo retrovisor y hablan de una SanCor que ya no existe, hoy la pelea no es por esa empresa pujante que alguna vez marcó el faro de la lechería argentina, es por sus despojos.

Escuchamos hablar de soluciones mágicas, que un fideicomiso, que una empresa recuperada por sus empleados, que un nuevo salvataje oficial. Nadie dice lo concreto. SanCor hoy tiene una estructura sobredimensionada para la leche que recibe, le sobran plantas y le sobran empleados y no tiene ninguna forma de conseguir esa leche que le falta, porque no hay.

La cuenta es simple, y el futuro inmediato parece marchar en un solo camino, si los abogados cumplen con lo que prometieron a los empleados un pedido de quiebra es inminente. En caso de suceder eso, es posible que las migajas no alcancen para todos.

Solo alcanza con repasar esta nota que publicamos hace más de tres años: https://edairynews.com/es/que-sancor-busca-rescatar-el-estado/