La reconversión del sector lechero gallego vivida en las últimas décadas ha llevado a un proceso de incremento de tamaño de las explotaciones, acelerado después del año 2015 tras el final de las cuotas lácteas. Sin embargo, la comunidad que más leche produce en España y una de las 10 regiones europeas que más vacas ordeña sigue manteniendo un importante número de ganaderías de pequeño tamaño.
Según los datos del Registro Gallego de Explotaciones Bovinas, de las 5.902 ganaderías inscritas (5.533 en producción de leche y 369 en producción mixta de leche y carne) habría en este momento 445 con menos de 20 UGM que hacen un manejo estabulado del ganado (intensivas o semiextensivas), a las que habría que sumar una parte importante de las 880 explotaciones declaradas en régimen extensivo, que suelen tener un menor número de cabezas de ganado con respecto a las granjas intensivas.
Solo tres de cada 10 explotaciones lecheras gallegas están consideradas intensivas
Teniendo en cuenta el sistema productivo, el 15% de las ganaderías que producen leche en Galicia tienen en el pastoreo la base de la alimentación del ganado, mientras otro 55% están consideradas semiextensivas (muchas de ellas mantienen estabulados a los animales de producción pero los lotes de recría o las vacas secas están fuera) y solo un 30% no dejan salir nunca a su cabaña de las instalaciones.
RADIOGRAFÍA DE LAS GRANJAS LÁCTEAS GALLEGAS
Sólo 6 explotaciones con más de 850 UGM
El Real Decreto 1053/2022 por el que se establecen las normas básicas de ordenación de las granjas bovinas limita el tamaño actual de las nuevas explotaciones lecheras a 850 UGM y obliga a las comunidades autónomas a llevar un registro actualizado del número y tamaño de las granjas existentes.
Esta norma de clasificación por capacidad productiva no se aplica a las explotaciones extensivas, sino solo a las consideradas semiextensivas y a las no extensivas, estableciéndose cuatro grupos diferenciados:
- Grupo I: explotaciones con capacidad de hasta 20 UGM inclusive.
- Grupo II: explotaciones con capacidad superior a 20 y hasta 180 UGM inclusive.
- Grupo III: explotaciones con capacidad superior a 180 y hasta 850 UGM inclusive.
- Grupo IV: explotaciones con una capacidad superior a 850 UGM que a la fecha de entrada en vigor del real decreto (30 de diciembre de 2022) ya se encontraran en funcionamiento.
Para establecer el número de Unidades de Ganado Mayor (UGM) totales de la granja se tienen en cuenta los animales adultos, pero también la recría, que computa con distintas fracciones en función de su edad según la siguiente tabla, de manera que, por ejemplo, 180 UGM equivaldrían a una granja con 140 vacas en producción (en ordeño y secas) más unas 80 terneras y novillas de distintas edades.
El grupo en el que está encuadrada una granja según su tamaño (Grupo I, II, III o IV) tiene incidencia sobre el alcance de una serie de obligaciones en materia de bienestar animal o digitalización y a la hora de establecer la entrada en vigor de requisitos como la eliminación de los emparrillados, la habilitación de patios exteriores o la adopción del SIGE y el Cuaderno Digital.
La siguiente tabla, obtenida de los datos oficiales que obran en poder de la Consellería de Medio Rural, representa el número de explotaciones bovinas de producción y reproducción para la producción de leche y el número de explotaciones mixtas, según su sistema productivo y grupo.
Como se puede observar, el grupo de explotaciones lecheras más numeroso en Galicia es el Grupo II, en el que se encuadran las granjas que tienen entre 21 y 180 UGM y que representan el 66% del total (dos de cada tres granjas), mientras que los grupos de menos de 20 UGM y más de 180 UGM equivalen a un 8 y un 11% del total de explotaciones respectivamente. En el Grupo IV, en el que se encuadran las ganaderías que a fecha de entrada en vigor del Real Decreto (finales de 2022) computaban más de 850 UGM, son tan sólo 6 las granjas inscritas.
Granjas trabadas: adaptarse o morir
Las explotaciones trabadas (aquellas con animales atados que no salen nunca al exterior) representan aún en este momento un número relevante entre las pequeñas granjas lecheras gallegas, pero están abocadas a desaparecer en los próximos años.
Cada vez que toca renovar contratos de compra de leche tienen menos alternativas de entrega y reaparecen las quejas de las organizaciones agrarias acerca de empresas que dejan de recoger su producción.
Estas granjas de pequeño tamaño que no han hecho inversiones en modernización de los establos, representan en muchos casos un complemento económico para estas familias, que tienen otra fuente de ingresos principal y están regentadas normalmente por titulares próximos a la jubilación que no cuentan con relevo generacional para la explotación.
Lo más relevante de cualquier explotación, como lo es también en cualquier empresa, no es su tamaño, sino su rentabilidad (María José Gómez)
La información de la que dispone a Consellería de Medio Rural no permite conocer el número exacto de granjas lecheras de estas características que quedan aún en Galicia, pues el Registro oficial no está relacionado directamente con el tipo de estabulación de los animales en las instalaciones, sino con el sistema productivo y el tamaño de las granjas.
Desde el departamento que dirige María José Gómez echan una lanza en favor de estas pequeñas explotaciones: «lo más relevante de cualquier explotación, como lo es también en cualquier empresa, no es su tamaño, sino su rentabilidad. Desde la Xunta de Galicia defendemos, por tanto, esta rentabilidad que representan muchas pequeñas explotaciones, que también hacen un trabajo de cuidado del territorio muy importante. Por eso, todos los años convocamos ayudas para este tipo de granjas», dicen.
Las pequeñas granjas tienen cada vez menos alternativas de entrega y se están viendo seriamente castigadas en el precio de la leche
Pero a pesar de que desde el Gobierno gallego insisten en que «la Consellería de Medio Rural estará siempre del lado de los productores, trabajando para hacer cumplir la cadena de valor», la realidad es que estas pequeñas granjas se están viendo severamente castigadas en el precio de la leche por parte de las industrias que se la recogen.
La certificación de bienestar animal, la puntilla definitiva
Larsa, Leche Celta, Reny Picot y Lactalis son las industrias que más leche recogen en pequeñas granjas en Galicia, pero en las últimas renovaciones de contratos están tratando de soltar lastre, como ya hizo antes Leche Río, prescindiendo de aquellas que no cumplen con la certificación de bienestar animal por mantener siempre atados a los animales en los establos sin permitirles salir al exterior.
«La ley prohíbe este tipo de granjas», alegan las industrias. Sin embargo, este fue uno de los aspectos del Real Decreto de Ordenación de Granjas Bovinas que fue pospuesto a 2027 y que el Ministerio se comprometió con las organizaciones agrarias a reconsiderar tras las tractoradas de este año.
El certificado de bienestar Welfair, adoptado por cada vez más empresas, es más exigente que el Real Decreto de Ordenación de Granjas Bovinas
Pero aunque los plazos del Real Decreto permitirían mantener el sistema de explotación trabada hasta 2028 (en granjas con un máximo de 180 UGM) o hasta 2030 (en granjas de 20 UGM), en la práctica, la exigencia de tener que cumplir con los requisitos de la certificación de bienestar animal está expulsando a muchas de estas ganaderías del mercado.
Para lograr el certificado Welfair, el estándar seguido en la actualidad por la mayoría de empresas, es necesario obtener un mínimo de 45 puntos, según un checklist de 51 apartados en los que se valoran aspectos como las instalaciones, el alojamiento de la recría, el manejo del rebaño, la alimentación, el descanso o el comportamiento de los animales.
Hacer pastoreo o habilitar patios, únicas soluciones
Aunque Campo Galego se ha puesto en contacto directo con Larsa, Leche Celta y Lactalis para preguntarles expresamente sobre el futuro de las pequeñas granjas a las que recogen la leche, tan sólo la empresa perteneciente a la cooperativa asturiana CAPSA se ha dignado a aclarar el porvenir de este tipo de explotaciones.
Larsa recoge leche en Galicia en unas 800 ganaderías y alrededor del 60% de ellas están bajo la certificación de pastoreo que promueve la empresa. «Fuimos la primera industria láctea en España con certificación de pastoreo, desde octubre de 2017. Nuestras ganaderías que hacen pastoreo cumplen con el Real Decreto y con la certificación de bienestar y no tienen problema», destacan en la cooperativa asturiana.
Para eso, las vacas deben salir a pastar 120 días al año un mínimo de 6 horas diarias, con una carga ganadera máxima de 2,5 UGM/ha y una altura mínima de hierba en el pasto de 5 cm, tal como se recoge en el Manual de Pastoreo de la empresa.
Larsa no aclara, sin embargo, qué ocurrirá con sus granjas trabadas en los próximos contratos, pero advierte que deberán “hacer cambios” para superar las auditorías de bienestar que la empresa está empezando a implantar.
Larsa comenzó este año a hacer auditorías de bienestar animal, al igual que ya hacen Leche Celta, Lactalis y el resto de las principales industrias
«Además del certificado de pastoreo, estamos empezando a certificar bienestar animal, un proceso que se inició este año, por lo que en los próximos meses deberán pasar una auditoría específica de bienestar la totalidad de las ganaderías. En función de los resultados de esas inspecciones tendrán que hacer los cambios, mejoras o correcciones necesarias”, explican desde CAPSA, propietaria de Larsa.
Entre los cambios que el Real Decreto contempla estarían los patios, según se especifica en el artículo 7.1.c): «El diseño de las instalaciones y las operaciones de manejo permitirán a los animales moverse y pasar parte de su tiempo en un ambiente exterior, siempre bajo garantías de su confort térmico y contando con protección frente a las inclemencias del tiempo. Para eso, las explotaciones deberán incluir en su diseño patios o un espacio exterior al que podan acceder los animales».
En materia de bienestar, también se prohíbe el emparrillado cuando este cubre la totalidad de la estancia en la que se encuentra el animal, un aspecto que entra en vigor a partir del 1 de enero de 2025 en granjas intensivas ya existentes de más de 180 UGM y en el resto de forma progresiva hasta 2030, según recoge el artículo 7.1.la): «Los animales no deberán mantenerse en un espacio totalmente recubierto de emparrillado, por lo que al menos la zona de descanso deberá estar libre del mismo y lo más alejado posible de éste».
La alternativa que les queda a las pequeñas granjas trabadas es entregar a queserías, a industrias locales o a primeros compradores, que en muchos casos se aprovechan de la situación con penalizaciones en el precio
La mayoría de las grandes empresas e industrias lácteas no compran ya en este momento leche que no cumpla con el certificado de bienestar, por lo que la alternativa que les queda muchas veces a las pequeñas granjas trabadas es entregar la queserías, a industrias locales o a primeros compradores, que en muchos casos se aprovechan de la situación con penalizaciones que llegan hasta los 5 céntimos o más en el precio pagado por la leche.
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