La eliminación temporal de retenciones generó una liquidación récord en el agro: en un solo día se declararon ventas externas por más de 4.200 millones de dólares, alcanzando el 60 % del cupo fijado por el Gobierno.
Este boom de operaciones tiene un efecto directo sobre la lechería. El maíz y los subproductos de soja, esenciales en la alimentación bovina, tienden a encarecerse en el mercado interno. Los productores de leche ya evalúan el impacto de un posible aumento en el costo de las raciones, en un escenario donde los márgenes vienen muy ajustados.
Si bien el maíz representa una porción relativamente baja del precio final de la leche, cualquier incremento puede trasladarse parcialmente a los costos del sector, generando presión en la cadena.
Con precios al productor que corren detrás de la inflación y una industria que busca mantener competitividad en exportaciones, la suba de insumos estratégicos podría acelerar tensiones. La lechería argentina observa con cautela este escenario, mientras espera definiciones sobre la duración del beneficio arancelario y sus efectos en el mercado.
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