La industria láctea argentina parece transitar un momento de recuperación estratégica, en el que se perfilan nuevas oportunidades y desafíos estructurales. El sector no regresa simplemente a los niveles previos, sino que se reconfigura frente a un nuevo mapa competitivo nacional e internacional.
Del estancamiento al impulso exportador
Durante los últimos años, la lechería argentina perdió terreno frente a competidores globales. Las fluctuaciones macroeconómicas, los costos crecientes y las limitaciones en infraestructura exportadora limitaron su incidencia en mercados externos. Ahora, en este resurgimiento, el eje exportador adquiere una dimensión central: lograr colocar productos de mayor valor agregado para mitigar la dependencia del mercado interno.
Los analistas señalan que el país posee ventajas comparativas que pueden reactivarse: disponibilidad de forraje, experiencia industrial, cercanía cultural con mercados latinoamericanos y know-how genético. Pero esas ventajas deberán conjugarse con mejoras logísticas, acuerdos comerciales y estándares de calidad.
Presión sobre estructura de costos
Una de las piedras de toque del renacer será cómo el sector maneje su estructura de costos. Las industrias enfrentan desafíos en insumos como energía, envases, transporte y financiamiento. Si esos costos siguen escalando, la rentabilidad podría erosionarse rápidamente, incluso con mejores precios en mercados externos.
En ese sentido, las tecnologías emergentes —automatización, uso de datos para gestión de manadas, optimización forrajera— se vuelven más que un aporte transversal: podrían determinar qué empresas sobreviven en la próxima década.
Innovación y diversificación como defensa
El nuevo mapa del negocio lácteo argentino exige una diversificación más audaz: fórmulas infantiles, quesos premium, productos funcionales, versiones ecológicas y nichos gourmet. No basta con producir leche; habrá que transformarla con criterios de calidad, diferenciación y trazabilidad.
También será clave recuperar la credibilidad del consumidor, elevar la certificación sanitaria y optimizar las exportaciones mediante alianzas estratégicas o acuerdos bilaterales.
Riesgos latentes
Este renacer no está libre de amenazas:
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Si la demanda internacional se enfría, los excesos de oferta podrían presionar al mercado local.
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La infraestructura portuaria y logística deberá responder a un salto exportador.
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Las tensiones entre grandes empresas y pymes podrían reavivar conflictos internos estructurales.
Fuente: El Cronista — El renacer del negocio lácteo argentino: oportunidades, desafíos y el nuevo mapa competitivo