La salida del ministro Esteban Valenzuela ha generado preocupación en el sector agroindustrial. Gremios, como Fedeleche, lamentan el cambio y expresan su inquietud por el futuro de las políticas públicas.
Un movimiento político en el gabinete chileno ha generado una reacción de pesar y cautela en el sector agrícola. El ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, ha dejado su cargo, una noticia que los principales gremios del agro han recibido con preocupación. La salida de una figura con la que habían establecido una relación fluida y de confianza plantea interrogantes sobre la continuidad de las políticas públicas que impactan directamente en la producción y la economía rural.
La razón de este lamento reside en la estrecha relación que Valenzuela había forjado con las asociaciones del sector. Gremios como la Federación Nacional de Productores de Leche (Fedeleche) y la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) valoraban su accesibilidad y su disposición al diálogo. Era visto como un ministro que no solo escuchaba, sino que también comprendía las complejidades de la industria lechera y los desafíos que enfrentan los productores, lo que facilitaba la colaboración en temas clave.
La preocupación de los gremios ahora se centra en el futuro. Pese a que el nuevo ministro, Antonio Walker, es una figura conocida y ha ocupado el mismo cargo anteriormente, la industria teme que se pierda la dinámica de trabajo ya establecida. La lista de temas pendientes es larga e incluye urgencias como la seguridad hídrica, los altos costos de los insumos y la necesidad de políticas que fomenten la competitividad del sector, un conjunto de desafíos que requerirá una rápida alineación con la nueva administración.
Un dato que subraya la buena relación con el ministro saliente es que el propio presidente de la SNA, Antonio Walker, lamentó públicamente su partida, destacando la “relación de confianza y franqueza” que habían construido. Este hecho demuestra que el aprecio por el trabajo de Valenzuela era genuino y trascendía las diferencias políticas, lo que resalta la calidad de su gestión a los ojos del sector privado.
En resumen, la salida del ministro de Agricultura chileno es un recordatorio de la importancia de la estabilidad en las políticas gubernamentales para la agroindustria. La reacción de los gremios del sector, y de la lechería en particular, no es solo un gesto protocolar, sino la expresión de una inquietud real sobre cómo se abordarán los desafíos pendientes. El sector ahora espera que el nuevo ministro esté a la altura del desafío y continúe el trabajo de fomento y colaboración para asegurar la vitalidad de la economía rural.
Fuente: Diario Lechero