La eterna discusión entre leche entera o desnatada volvió al centro del debate científico.
Según el profesor David Ludwig, investigador de la Escuela de Salud Pública de Harvard, no existe una única respuesta correcta: la elección depende de la edad, el metabolismo y los objetivos nutricionales de cada persona.
En una publicación reciente del Harvard Gazette, Ludwig recordó que, si bien la leche desnatada aporta menos calorías y grasa, el contenido completo de la leche entera ayuda a absorber mejor las vitaminas liposolubles (A, D, E y K) y puede aumentar la sensación de saciedad.
“Para niños y adolescentes activos, la leche entera puede ser más beneficiosa”, señala Ludwig.
“En adultos con sobrepeso o sedentarismo, la leche baja en grasa sigue siendo la opción más prudente.”
Además, varios estudios recientes coinciden en que la grasa láctea no está necesariamente asociada con mayor riesgo cardiovascular, y que incluso puede tener efectos neutros o beneficiosos dependiendo del patrón dietario general.
El especialista recomienda priorizar la calidad de la dieta global, mantener una ingesta moderada y evitar bebidas azucaradas que suelen reemplazar a la leche en jóvenes y adultos.
Leche entera o desnatada: más que una elección de etiqueta, es una cuestión de equilibrio. Conocer cómo responde tu cuerpo y qué necesitás en cada etapa de la vida es la verdadera clave para aprovechar los beneficios del consumo lácteo.