La edad media de los agricultores españoles, de los que son titulares de explotaciones agrarias, está en la actualidad en los 62 años. Y eso es un problema, “un problema grave para mantener a España como la potencia agroalimentaria que es y para el futuro de la industria que elabora alimentos a partir de la materia prima que producen esos agricultores”.
La reflexión la ha hecho este martes la directora de EIT Food South, Begoña Pérez Villarreal, en el marco de la jornada sobre Food&Beverage que ha congregado a casi 600 asistentes en la escuela de negocios IESE de Barcelona.
La sostenibilidad del sector primario, de los agricultores, ganaderos y pescadores, es, pues, un elemento clave para un sector que dentro de 45 años, en un contexto de cambio climático, tendrá que estar produciendo un 40% más que ahora poder dar de comer a la población mundial. “Y para ello necesitará de mejoras tecnológicas que le permitan desarrollar una agricultura de precisión e impulsar la productividad”, ha indicado en este sentido Randy Jagt, socio de la consultora Deloitte Global.
“Eso pasará, además, por una reducción de emisiones contaminantes, por la restauración del patrimonio natural, por la implantación de sistemas de circularidad en la alimentación y por que los consumidores hagan elecciones sostenibles en sus dietas”, ha agregado este experto en la alimentación del futuro.
En España, según se ha podido constatar en las sesiones del Food&Beverage, ya se están empezando a hacer cosas. “Todas las medidas que se adoptan para la reducción del impacto ambiental, como los consumos de agua, de luz o de emisiones, están yendo también a la cuenta de resultados de las empresas”, ha destacado Ignacio Silva, director general de DeOleo, la empresa que produce, entre otras marcas, los aceites Carbonell. Y es que, ha remachado Silva, “la sostenibilidad tiene un efecto multiplicador, las empresas que respetan el medio ambiente se venden mejor, y eso ya no es ‘greenwashing’, porque este no genera valor”, ha dicho.
Para Rocío Hervella, fundadora de Prosol, una compañía que fabrica café soluble en Palencia, “una de las claves para aquellos que han apostado por trabajar en el medio rural pasa, por ejemplo, por la implementación de medidas de conciliación para los trabajadores”. Eso les hace atractivos a la hora de encontrar talento y mano de obra. De paso, ha afirmado Hervella, “hemos conseguido que la tasa de fecundidad en nuestro pueblo, Venta de Baños, se de 1,7, muy por encima del 1,12 que hay de media de España”.
Hay quienes optan, en cambio, por distinguirse con un producto de alta calidad y por tejer alianzas singulares, ha explicado Juan Serrano, director general de la pesquera catalana Balfegó. “Nosotros lo hemos hecho con la restauración, hemos ido a buscar a las estrellas Michelin para demostrarles que nuestro producto es el mejor”. Desde luego, ha admitido Serrano, “hay que ser también suficientemente responsables con el ecosistema, hacer un autocontrol a la hora de pescar y ser transparentes con los clientes facilitándoles toda la información, por ejemplo, sobre la trazabilidad del producto”.
Así, frente al “aluvión de normativa europea, nacional y autonómica que sobrepasa a unas empresas que conocen perfectamente cuáles son sus retos y que son, en su mayoría, pequeñas y medianas empresas”, ha dicho el director general de DeOleo, “aquí no hay otro camino que colaborar, implicar a los bancos, a los que necesitamos para la financiación, pero también al ciudadano consumidor”, ha remachado Pérez Villarreal.
“Y trabajar para ganar en reputación, hacernos atractivos a los ojos de la sociedad, que vean que somos grandes, que lo hacemos bien, que exportamos y que generamos riqueza… Por eso, los 583 inscritos que están hoy aquí, que saquen pecho cuando salgan para así atraer talento”, ha concluido Silva.