Es muy crítica la situación de la minería y de la construcción. También es complicada la actividad para infraestructura de telecomunicaciones.
Planta de lácteos de Mastellone

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La industria de Córdoba continúa pagando el alto costo de la recesión de arrastre, más el impacto del Covid-19, con la mayor parte de sus sectores en el mínimo de actividad y sólo tres grandes rubros, dos vinculados con la alimentación y el tercero, con la maquinaria agrícola, que asoman la cabeza en un panorama muy crítico.
Así lo muestra el segundo informe del monitor de la actividad productiva elaborado por la Provincia, que midió la semana del 31 de mayo al 6 de junio de 2020, con información sobre actividad y empleo en la semana del 24 al 30 de mayo.
Ese relevamiento alcanza a un grupo de actividades como las lácteas, maní, resto de la alimentación, gráfica, minería, construcción, maquinaria agrícola, autopartes, refinería y fundición, y la industria de “telcos”, que construye infraestructura para telecomunicaciones.
Esta segunda medición fue presentada a la prensa durante una teleconferencia del ministro de Industria, Comercio y Minería, Eduardo Accastello, quien sin embargo no respondió preguntas –en especial, sobre la postura de la Provincia con el caso Vicentin– porque, dijo, debía participar de una reunión del gabinete productivo encabezada por el gobernador Juan Schiaretti.
Salvo lacteos
En ese contexto, el secretario de Industria, Fernando Sibilla, y el economista Gastón Utrera (Economic Trends), a cargo de la medición, explicaron que se trata de resultados “preliminares”, porque todavía se están incorporando empresas y sectores con datos como facturación, volúmenes de producción y empleo.
En esa línea, adelantaron que en próximos informes se incorporará a los sectores comercial, ferreterías y turismo.
En el cielo
Las que mejor aparecen, como en la medición anterior, con relación al mes de febrero (previo al parate por el Covid-19) son las industrias láctea y alimentaria.
Las primeras aumentaron la producción durante marzo, abril y mayo, promediando en este último mes un nivel de semanal que estuvo 23,4 por ciento por encima de febrero.
Con tasas de ocupación del personal disponible cercanas al 100%, es un segmento que funciona casi sin inconvenientes.
La selección y procesamiento de maní exhibe fluctuaciones, “seguramente por cuestiones estacionales”, y en mayo tuvo un promedio semanal 5,4% superior al registrado en febrero.
En el resto del sector de la alimentación (no incluye a los frigoríficos), el promedio de facturación semanal muestra fluctuaciones en el trimestre, con un promedio de incremento durante mayo de 10,7% comparado con febrero.
Los niveles de ocupación efectiva son de 90%, posiblemente afectados por las ausencias que determinan los grupos de riesgo de la pandemia.
Una explicación factible de esta buena performance en los alimentos podría pasar por la demanda durante el aislamiento, en particular en marzo y abril, según estadísticas que lleva, por otro lado, el sector supermercadista.
La fabricación de maquinaria agrícola también presenta una tendencia creciente, con un nivel de producción en marzo similar al de febrero, pero que en mayo se ubicó 33,4% por encima del segundo mes de este año.
Con un número índice inicial de 100 en la producción de febrero, los siguientes valores fueron 99,1 en marzo, 128,8 en abril y 133,4 en mayo.
En el infierno
El resto del complejo industrial que ingresó en la medición está en franca e indeterminada crisis.
La minería, cuya producción cayó al 55.4% en marzo del índice base 100 de febrero, pasó a 3,9% en abril y 2,7% en mayo, con la ocupación del personal que subió de 38,6% al 64,2%.
En el autopartismo, la actividad bajó durante abril a un promedio semanal de sólo 6,8 sobre una base de 100 en febrero, luego de haberse incrementado, por cuestiones estacionales, a 169,4 en marzo.
Enero y febrero son los meses en los que, habitualmente, se producen vacaciones y paradas técnicas, lo que genera un sustancial incremento estacional en marzo, explicaron Sibilla y Utrera.
A diferencia del sector minero, la industria metalúrgica autopartista recuperó en mayo parte del volumen perdido por el Covid-19 y alcanzó un nivel de 54,2%.
Por su parte, la facturación de la industria gráfica se achicó a 78,8% en marzo, 35,7% en abril y 25,8% en mayo.
El sector de las “telcos” también transita una aguda pendiente. Redujo su actividad de una cantidad quincenal de cuadrillas ocupadas con número índice 100 en febrero a 60,9% en marzo, 52,2% en abril y 35,3% en mayo.
Durante la última semana del mes pasado, la ocupación fue apenas 26,4%.
La industria metalúrgica de refinería y fundición redujo su producción a 71,8% en marzo, a 50,8% en abril y a 20,8% en mayo.
La construcción, finalmente, cajó en facturación (a precios constantes) a 78,5% en marzo y 59,9% en abril, pero tocó 102,2 en mayo aunque, al tratarse de ingresos brutos, los recursos provienen de obras ejecutadas previamente (algunas de las cuales se cobrarán con los certificados de deuda que lanzó la Provincia).

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